Conocido es que el líder de Unidas Podemos ha caído en desgracia. Las últimas elecciones evidenciaron que es el político más aborrecido por los españoles. Pablo Iglesias sabe perfectamente que le debe al azar su vicepresidencia en el Gobierno. Y también que sus apariciones televisadas enojan a millones de españoles.
Cada vez se aprecia más en su lenguaje corporal el conocimiento que tiene de lo mal visto que está. Lo que no deja de ser una situación desagradable. La cual no creo que mitigue ni el poder que atesora ni la pasta gansa que gana tanto él como su compañera. Tal vez por ese motivo, el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales no cesa de mostrar la aversión que siente por los empresarios y sus desvelos por los indigentes.
Es decir, que ha optado por hacernos creer que está capacitado para instaurar una sociedad rigurosamente igualitaria, corrigiendo la injusticia y reduciendo la distancia que separa a los más pobres de los más ricos. Acercando los grados extremos tanto como sea posible. Con esa cantinela PI está convencido de que irá recuperando seguidores y de paso le va juntando chinita con los pies a Pedro Sánchez. O sea, que le está preparando disimuladamente una traición.
Pablo Iglesias, como profesor de Ciencias Políticas que es, tendrá leídas y releídas las ideas sociales de Rousseau. Su Contrato social. Por lo que está obligado a saber que "la igualdad es precaria y que está siempre amenazada. Y que ambos estados, naturalmente inseparables, son igualmente funestos para el bien común; de uno proceden los instigadores a la tiranía, y del otro, los tiranos; son siempre ambos quienes comercian con la libertad pública: unos la compran y otros la venden".
Ahora bien, por más que el líder de Unidas Podemos se empeñe, tengo la certeza de que nunca será capaz de hacer posible que España pase por la dictadura transitoria del proletariado. Esa afirmación de que la humanidad no podrá desembocar de la noche a la mañana del capitalismo al comunismo, y de que habrá, tras la "toma del poder" por el proletariado, una transición durante la cual el proletariado ejercerá una dictadura despótica para borrar todos los estigmas de la antigua sociedad y reprimir a sus adversarios...
Es decir, que ha optado por hacernos creer que está capacitado para instaurar una sociedad rigurosamente igualitaria, corrigiendo la injusticia y reduciendo la distancia que separa a los más pobres de los más ricos. Acercando los grados extremos tanto como sea posible. Con esa cantinela PI está convencido de que irá recuperando seguidores y de paso le va juntando chinita con los pies a Pedro Sánchez. O sea, que le está preparando disimuladamente una traición.
Pablo Iglesias, como profesor de Ciencias Políticas que es, tendrá leídas y releídas las ideas sociales de Rousseau. Su Contrato social. Por lo que está obligado a saber que "la igualdad es precaria y que está siempre amenazada. Y que ambos estados, naturalmente inseparables, son igualmente funestos para el bien común; de uno proceden los instigadores a la tiranía, y del otro, los tiranos; son siempre ambos quienes comercian con la libertad pública: unos la compran y otros la venden".
Ahora bien, por más que el líder de Unidas Podemos se empeñe, tengo la certeza de que nunca será capaz de hacer posible que España pase por la dictadura transitoria del proletariado. Esa afirmación de que la humanidad no podrá desembocar de la noche a la mañana del capitalismo al comunismo, y de que habrá, tras la "toma del poder" por el proletariado, una transición durante la cual el proletariado ejercerá una dictadura despótica para borrar todos los estigmas de la antigua sociedad y reprimir a sus adversarios...
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