La prensa inglesa no ha digerido bien el triunfo del Atlético de Madrid en Anfield. Vamos, que le ha sentado como un tiro que el equipo rojiblanco haya eliminado de la Champions al Liverpool. Y ha puesto al Cholo Simeone de chupa de dómine. Lo han calificado de villano de pantomima e incluso que actúa como si fuera el protagonista de una película de gánsters sudamericana. Los ingleses suelen perder la flema, de la que tanto presumen, cuando sus equipos son derrotados.
Los periodistas ingleses han tenido tiempo de conocer cómo juega el equipo rojiblanco desde que lo dirige Simeone. Así que sobran los comentarios grotescos sobre él. Cada técnico elige su estilo de juego. Mendilibar, entrenador de la S D Eibar, dijo lo siguiente en su día: "El Atlético de Madrid es un equipo grande que juega como uno pequeño". Y a continuación aclaró su parecer. "Es un equipo al cual no le hace falta ganar por mucho para resolver el partido. Sus jugadores jamás se vuelven locos aunque vayan perdiendo".
Hace ya varias temporadas escribí acerca de cómo actúa el conjunto rojiblanco. El Atlético no hace sino jugar a lo que quiere su entrenador. Y se emplea con armas de equipo pequeño pero con jugadores aguerridos, veloces, disciplinados, con calidad, y dispuestos en todo momento a no salirse del guión establecido por el jefe. Y quien no se amolda a las reglas es futbolista que pasa al ostracismo en un suspiro.
En el equipo colchonero se reparten misiones concretas. Así que cada cual sabe a qué atenerse. Y sus jugadores no dudan en replegarse a campo propio cuando son dominados o la condición física falla. Tampoco se sonrojan por acometer acciones que sus adversarios consideran que son recursos de equipo menor. Cuando en realidad lo que suelen hacer sus futbolistas es soportar con mucho oficio el asedio a que se ven sometidos en ocasiones. O cuando se repliegan a propósito para sorprender al contraataque.
Para jugar como lo hace el equipo equipo rojiblanco -ora replegado intensamente, ora presionando muy arriba-, amén de disciplina generalizada, ha de contar con un portero que sea excepcional. Pues no todos los guardametas son capaces de sentirse a gusto rodeado de propios y extraños. Oblak ha dado la talla en ese menester y se ha convertido en uno de los mejores porteros del mundo. Ah, conviene destacar la ayuda que recibe el Atlético por parte de sus aficionados cuando lo ve defenderse como si fuera un equipo menor.
Los periodistas ingleses han tenido tiempo de conocer cómo juega el equipo rojiblanco desde que lo dirige Simeone. Así que sobran los comentarios grotescos sobre él. Cada técnico elige su estilo de juego. Mendilibar, entrenador de la S D Eibar, dijo lo siguiente en su día: "El Atlético de Madrid es un equipo grande que juega como uno pequeño". Y a continuación aclaró su parecer. "Es un equipo al cual no le hace falta ganar por mucho para resolver el partido. Sus jugadores jamás se vuelven locos aunque vayan perdiendo".
Hace ya varias temporadas escribí acerca de cómo actúa el conjunto rojiblanco. El Atlético no hace sino jugar a lo que quiere su entrenador. Y se emplea con armas de equipo pequeño pero con jugadores aguerridos, veloces, disciplinados, con calidad, y dispuestos en todo momento a no salirse del guión establecido por el jefe. Y quien no se amolda a las reglas es futbolista que pasa al ostracismo en un suspiro.
En el equipo colchonero se reparten misiones concretas. Así que cada cual sabe a qué atenerse. Y sus jugadores no dudan en replegarse a campo propio cuando son dominados o la condición física falla. Tampoco se sonrojan por acometer acciones que sus adversarios consideran que son recursos de equipo menor. Cuando en realidad lo que suelen hacer sus futbolistas es soportar con mucho oficio el asedio a que se ven sometidos en ocasiones. O cuando se repliegan a propósito para sorprender al contraataque.
Para jugar como lo hace el equipo equipo rojiblanco -ora replegado intensamente, ora presionando muy arriba-, amén de disciplina generalizada, ha de contar con un portero que sea excepcional. Pues no todos los guardametas son capaces de sentirse a gusto rodeado de propios y extraños. Oblak ha dado la talla en ese menester y se ha convertido en uno de los mejores porteros del mundo. Ah, conviene destacar la ayuda que recibe el Atlético por parte de sus aficionados cuando lo ve defenderse como si fuera un equipo menor.
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