Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 27 de febrero de 2020

El sentido común de Pep Guardiola


Cuando habla de lo que viene ocurriendo en Cataluña, Pep Guardiola sabe perfectamente que sus enemigos suben como la espuma. Incluso que lo cubrirán de improperios. Ahora bien, cuando emite su parecer sobre fútbol es conveniente ser todo oídos. Sobre todo quienes desean adquirir conocimientos de un deporte del cual suelen opinar hasta los que no saben ni papa del asunto. 

Desde que dejó de entrenar al Barcelona, Pep Guardiola ha ido evolucionando como entrenador, a pesar de los éxitos que tuvo donde el fútbol tiquitaca o, simplemente, el tiquitaca, era un estilo de juego marca de La Masía. Y al cual debían  adaptarse todos los futbolistas que llegaban al club. De no ser así, lo pasaban mal.

Durante su estancia en el Bayern de Múnich, Pep Guardiola se dio cuenta de que el tiquitaca, en su máxima expresión, no le valía para ganar la Champions. Y comprendió con celeridad que los estilos de juego han de adaptarse a las condiciones de los futbolistas. Un buen día, le preguntaron por el valor de la posesión. Y respondió así.

-Odio eso de pasarse el balón porque sí... Eso del tiquitaca es una porquería que no sirve para nada. Hay que pasarse el balón con una intención, con la intención de hacer gol en la portería rival, no pasar por pasar...

Tal declaración me vino a la memoria viendo jugar al Manchester City en el Bernabéu. Y me acordé de la cantidad de "tontos con balcón a la calle" que, cuando le preguntan al respecto, suelen contestar con la que ya se ha convertido en una frase hecha:"Mi estilo de juego es innegociable", dicen refiriéndose a ese estilo del que abomina uno de los padres de la criatura.

El entrenador del Manchester City pasó tácticamente por encima de ZZ en el partido de ayer. Y lo hizo imponiendo a sus jugadores un estilo de juego que ni siquiera el paso del tiempo le ha quitado un ápice de eficacia. Y me explico: si sé que el rival va a presionarme muy cerca de mi área y cualquier pérdida de balón puede causarme daño, le ordeno a mi portero que ponga la pelota lo más cerca posible del área rival.

Así se logran ciertos objetivos: desactivar la presión, no perder balones en zonas peligrosas, adelantar al equipo hasta invadir el campo contrario, evitando además que los centrocampistas rivales entren en acción y tratar de aprovechar las segundas jugadas. Amén de sacarle rendimiento a los saques de puerta y despejes orientados...  Lo extraño fue que, ante semejante demostración de sentido común futbolístico, los comentaristas, tan dados a elogiar a Guardiola por su pasado, no le dieran a esa forma de proceder dirigida por Ederson, portero con un golpeo de balón excelente, el valor que le corresponde al técnico del City.

Por consiguiente, permítanme decirles que ya va siendo hora de que comentaristas y narradores acepten que todos los estilos de jugar al fútbol son buenos. Siempre que sean bien ejecutados y acaben propiciando triunfos al equipo que decida adoptar cualquiera de ellos. Para muestra un botón: la derrota del Madrid... Haciendo Ederson fútbol directo a cada paso.

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