El Atletico no aprovechó los errores cometidos por Zidane en la primera parte y acabó perdiendo el partido cuando el francés enmendó su yerros. Que fueron muchos. Tantos como para que no vuelva a reincidir. Sí, ya sé que frente al Valencia en la Supercopa de España le dio resultado jugar con el centro del campo poblado de jugadores. Pero tampoco es menos cierto que ese día la inacción de sus rivales y los disparos desde la media distancia fueron decisivos.
Fechas atrás, me dio a mí por escribir acerca de esa flor en las posaderas que no cesan de adjudicarle a ZZ. Y así resumí el asunto: "La suerte del entrenador del Madrid radica en que tiene tan buenos jugadores como para que cualquiera de ellos, a pesar de que el técnico esté en Babia, resuelva el partido". Verbigracia: lo ocurrido hoy confirma esa opinión. Aunque Zidane debería aprender que no se puede jugar con fuego.
En el primer tiempo, ni la situación de los jugadores del Madrid ni el estilo de juego tenían ningún sentido. ¿Cómo es posible alinear a cinco centrocampistas y, por si fueran pocos, Benzema, el único delantero, se veía obligado a sumarse a ellos porque no le llegaba ningún balón? Ante semejante despropósito, el Atlético dominó la situación. Pero no supo rematar la faena. Un gol le habría dado la oportunidad de afrontar el resto del partido de modo bien distinto. Y a fe que tuvo ocasiones de lograrlo.
Toni Kroos e Isco Alarcón no salieron en la segunda parte. Fueron reemplazados por Lucas Vázquez y Vinicius. Ambos actuaron bordeando la línea de cal de sus respectivas bandas. Y el partido cambió de color. El 1-4-3-3 del Madrid sembró el desconcierto en el equipo rojiblanco, debido a que sus laterales nunca pudieron ni con el trabajo a destajo del primero ni con la velocidad y desborde en carrera del segundo. Amén de que Benzema anduvo haciendo esa labor de nueve que precisaba el encuentro.
El gol del Madrid, que ya se presagiaba, llegó en una jugada extraordinaria entre Vinicius y Mendy; quien, además de ser un defensor como la copa de un pino, hoy fue autor de un centro impecable que aprovechó Benzema para batir a Oblak. Tanto que vale un Potosí. Pero que no debe tapar los errores cometidos por Zidane. Empecinado en darle a Isco oportunidades que distorsionan el juego de su equipo. Obligando, además, a que Valverde actúe orillado a una banda. Donde su rendimiento decrece.
¡A!, Lucas Vázquez, siempre criticado acerbamente, volvió a dar muestras evidentes de ser un incordio para cualquier defensa. Y es que la laboriosidad supera con creces a los gestos exquisitos. A las ruletas celebradas como si fueran goles decisivos y, cómo no, a los pasecitos de poca monta que no van a ninguna parte. A ninguna parte fue el Madrid durante cuarenta y cinco minutos, debido a los errores de Zidane. Menos mal que decidió corregirse.
En el primer tiempo, ni la situación de los jugadores del Madrid ni el estilo de juego tenían ningún sentido. ¿Cómo es posible alinear a cinco centrocampistas y, por si fueran pocos, Benzema, el único delantero, se veía obligado a sumarse a ellos porque no le llegaba ningún balón? Ante semejante despropósito, el Atlético dominó la situación. Pero no supo rematar la faena. Un gol le habría dado la oportunidad de afrontar el resto del partido de modo bien distinto. Y a fe que tuvo ocasiones de lograrlo.
Toni Kroos e Isco Alarcón no salieron en la segunda parte. Fueron reemplazados por Lucas Vázquez y Vinicius. Ambos actuaron bordeando la línea de cal de sus respectivas bandas. Y el partido cambió de color. El 1-4-3-3 del Madrid sembró el desconcierto en el equipo rojiblanco, debido a que sus laterales nunca pudieron ni con el trabajo a destajo del primero ni con la velocidad y desborde en carrera del segundo. Amén de que Benzema anduvo haciendo esa labor de nueve que precisaba el encuentro.
El gol del Madrid, que ya se presagiaba, llegó en una jugada extraordinaria entre Vinicius y Mendy; quien, además de ser un defensor como la copa de un pino, hoy fue autor de un centro impecable que aprovechó Benzema para batir a Oblak. Tanto que vale un Potosí. Pero que no debe tapar los errores cometidos por Zidane. Empecinado en darle a Isco oportunidades que distorsionan el juego de su equipo. Obligando, además, a que Valverde actúe orillado a una banda. Donde su rendimiento decrece.
¡A!, Lucas Vázquez, siempre criticado acerbamente, volvió a dar muestras evidentes de ser un incordio para cualquier defensa. Y es que la laboriosidad supera con creces a los gestos exquisitos. A las ruletas celebradas como si fueran goles decisivos y, cómo no, a los pasecitos de poca monta que no van a ninguna parte. A ninguna parte fue el Madrid durante cuarenta y cinco minutos, debido a los errores de Zidane. Menos mal que decidió corregirse.
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