Hay lectores de este blog que me llamaron tras la victoria del Madrid frente al Valencia para recordarme lo bien que jugó Isco Alarcón. Tan bien como para que servidor no tuviera el menor inconveniente en destacar su actuación. Pero, debido a que a mí me encantan los refranes, decidí recordarles que "una golondrina no hace verano". Este refrán tan popular advierte que no se debe deducir una regla o norma general de una sola cosa.
Esta paremia le viene como anillo al dedo a cuantos no cesan de derramar incienso sobre el jugador del Madrid por el mero hecho de haber tenido una actuación sobresaliente en Arabia Saudí, tras haber estado durante una eternidad sin dar pie con bola. Hasta el punto de que nunca antes la 'Casa Blanca' tuvo tanta complacencia con un jugador a quien exigirle regularidad es tan difícil como pedir cotufas en el golfo o en la mar.
El partido frente al Valencia, debido a las lesiones de Benzema, Hazard y Bale, le ofreció a ZZ la oportunidad de recurrir a los jóvenes brasileños, Vinicius y Rodrygo, o bien decidirse por lo que fue un acierto: acumular jugadores en la zona donde se cuecen los triunfos y las derrotas; es decir, en el centro del campo. Mezclando en esa línea a futbolistas tan dotados técnicamente como para defender cuando se lo proponen.
A todos ellos les otorgó libertad absoluta para atacar y sobre todo para hacer de la posesión un elemento fundamental, siempre y cuando las jugadas acabaran en tiros a la puerta defendida por Jaume Domenech. Con el fin de evitar contrataques innecesarios. El ejemplo lo tuvimos en Casemiro. Bajo ese estilo, teniendo además a Jovic distrayendo la atención de los centrales del equipo dirigido por Celades -quien nunca supo enmendar yerros-, a Isco se le presentó la oportunidad de rehabilitarse. Entre otras razones porque la propuesta de ZZ le venía que ni pintiparada para sus cualidades.
Los errores de Celades no creo que los vaya a cometer El Cholo Simeone. Si acaso ZZ insiste en distribuir a sus futbolistas de la misma manera y empleando el mismo estilo de juego. Aunque convendría recordar que si el técnico francés volviera a plantear el partido tal y como lo hizo ante el equipo valenciano, debería hacerse a la idea de que los rojiblanco no dudarían en ceder el mediocampo y atrincherarse al borde del área para salir en estampida cada vez que roben un balón.
Ante ese panorama, el Madrid necesitará presionar otra vez muy arriba para que los espacios se reduzcan y al rival le cueste lo indecible salir con la pelota jugada. Manteniendo, eso sí, una defensa organizada para no cometer los mismos fallos que el Barcelona. Tampoco sería imposible que Simeone sorprendiera adelantando líneas, en ocasiones, para invadir el campo merengue en bloque, con el fin de que sus centrales no se quedaran en campo propio sin referencia de marcajes. Por cierto, a esos centrales del Atlético lo que más les incomodaría sería un delantero falso por el centro. Tan hábil como para sembrar el desconcierto en zona peligrosa y, por supuesto, haciendo uso y abuso de su movilidad. Me imagino a James o Rodrygo desempeñando esa misión.
Pues bien, el partido Madrid-Atlético, además del interés que siempre despiertan estos derbis, nos va a permitir, entre otras muchas cosas, comprobar si Isco Alarcón, tan celebrado estos días, es capaz de jugar dos partidos seguidos al nivel que se le debe exigir a un futbolista del Madrid. De no ser así, habrá que criticarle en la misma medida que se le viene poniendo estos días en la cresta de la ola. A sabiendas de que "una golondrina no hace verano".
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