Durante mis paseos matinales, la Avenida de España casi siempre forma parte de mi recorrido. Así que un día, de hace ya varios meses, al pasar por delante de la Farmacia Parra López, leí que contaba con los servicios de un nutricionista. Y decidí hacerle una visita. Fue entonces cuando conocí a Tomás B. Parra Aymerich. Farmacéutico y nutricionista. Y pronto me di cuenta de que Tomás era culto y amable sin esforzarse ni lo más mínimo. Y dije para mí: este licenciado forma parte de los que le dan prestigio al gremio al cual pertenecen.
En la segunda visita, mientras que Tomás me iba haciendo las pruebas correspondientes y recomendándome las bondades de cierta dieta, el fútbol fue motivo de conversación. Porque Parra López, aunque lleva desde que vestía pantalones cortos jugando al rugby, también dedica parte de su tiempo libre a ver partidos de fútbol. En rigor, lo que le gusta a mi estimado farmacéutico y nutricionista es el deporte en general. Por lo que hemos ido aprovechando mis revisiones para pegar la hebra sobre varias especialidades deportivas.
Hoy he pasado el correspondiente control de la glucosa y del colesterol; me ha pesado y además me ha comprobado el oxigeno que anida en mí. Y me ha preguntado Tomás si fui a ver el partido Agrupación Deportiva Ceuta-Real Sociedad. Y le dije que no. Y no tuve el menor inconveniente en contarle que, tras retirarme de la profesión de entrenador, yo he estado dos veces en el estadio Alfonso Murube: una, cuando el Fútbol Club Barcelona vino a Ceuta para jugar una eliminatoria de la Copa del Rey, y otra acompañando a un presidente a una reunión con un entrenador que resultó ser un tonto a nativitate.
Y también he querido saber cómo le va como jugador de rugby. Tomás no duda en decirme lo mucho que disfruta de un deporte que vive intensamente en el Club Rugby Bahía 89 -Algeciras- y que compite en la categoría segunda del Grupo Central de Andalucía. Y a mí se me ocurre preguntarle sobre los bruscos movimientos que habrá de soportar durante los encuentros. Y le digo, además, que a mí no me gustaría tropezar con él. Dado que su corpulencia veinteañera aconseja no hacerlo.
Pero él me responde que los bruscos movimientos no dejan de ser, sin embargo, una imagen muy distinta a la real. Ya que el rugby otorga ciertos valores que los jugadores practican dentro y fuera del campo. Y así debe ser... Pienso yo. Pues Tomás B. Parra Aymerich -farmacéutico y nutricionista- representa perfectamente esos valores que se logran en el mundo del deporte. En este caso, el rugby.
En la segunda visita, mientras que Tomás me iba haciendo las pruebas correspondientes y recomendándome las bondades de cierta dieta, el fútbol fue motivo de conversación. Porque Parra López, aunque lleva desde que vestía pantalones cortos jugando al rugby, también dedica parte de su tiempo libre a ver partidos de fútbol. En rigor, lo que le gusta a mi estimado farmacéutico y nutricionista es el deporte en general. Por lo que hemos ido aprovechando mis revisiones para pegar la hebra sobre varias especialidades deportivas.
Hoy he pasado el correspondiente control de la glucosa y del colesterol; me ha pesado y además me ha comprobado el oxigeno que anida en mí. Y me ha preguntado Tomás si fui a ver el partido Agrupación Deportiva Ceuta-Real Sociedad. Y le dije que no. Y no tuve el menor inconveniente en contarle que, tras retirarme de la profesión de entrenador, yo he estado dos veces en el estadio Alfonso Murube: una, cuando el Fútbol Club Barcelona vino a Ceuta para jugar una eliminatoria de la Copa del Rey, y otra acompañando a un presidente a una reunión con un entrenador que resultó ser un tonto a nativitate.
Y también he querido saber cómo le va como jugador de rugby. Tomás no duda en decirme lo mucho que disfruta de un deporte que vive intensamente en el Club Rugby Bahía 89 -Algeciras- y que compite en la categoría segunda del Grupo Central de Andalucía. Y a mí se me ocurre preguntarle sobre los bruscos movimientos que habrá de soportar durante los encuentros. Y le digo, además, que a mí no me gustaría tropezar con él. Dado que su corpulencia veinteañera aconseja no hacerlo.
Pero él me responde que los bruscos movimientos no dejan de ser, sin embargo, una imagen muy distinta a la real. Ya que el rugby otorga ciertos valores que los jugadores practican dentro y fuera del campo. Y así debe ser... Pienso yo. Pues Tomás B. Parra Aymerich -farmacéutico y nutricionista- representa perfectamente esos valores que se logran en el mundo del deporte. En este caso, el rugby.
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