Las manías de Bernabéu

Año nuevo, vida nueva, dice el refrán. Y a mí me ha dado hoy por hacer limpieza de cajones. Tarea que abordo dispuesto a llenar la papelera de recortes de periódicos que en su día llamaron mi atención y de algún que otro artículo escrito por mí en el año de la nana. Uno de ellos, publicado en marzo de 2010, no sólo se ha ganado el derecho a seguir ocupando el lugar en el cual ha estado casi una década, sino que también he creído conveniente reproducirlo en esta fecha.

Bajo el título de "Las manías de Bernabeú" conté yo lo siguiente en esa época: Un conocido columnista, curtido en mil batallas deportivas, mayormente futbolísticas, dice que don Santiago Bernabéu era capaz de impedir cualquier fichaje de un jugador si su cara le era desagradable. Aunque éste estuviera sobrado de cualidades para pertenecer al equipo blanco. El columnista, que es estrella también tanto en radio como en televisión, pone como ejemplo a un futbolista suizo que sufrió semejante veto por parte del poderoso presidente, atribuyéndole además el siguiente comentario a don Santiago:

-En Suiza sólo son bueno los relojes. Pero hay más, aunque el jugador que me recomendáis fuera extraordinario, con esa cara que tiene nunca podría jugar en el Madrid.  

Los técnicos del Madrid conocían las manías del presidente. Y por tanto sabían perfectamente que, cuando se le recomendaba un fichaje, el jugador además de ser muy bueno tenía que causarle la mejor impresión al señor Bernabéu. Quien a veces, por cualquier detalle -que nada más que él era capaz de captar- desistía de dar su imprescindible sí a la operación. Y es que los hombres inteligentes suelen derrotar por donde menos se espera.

Leyendo al columnista, que dice verdad, me acuerdo de mis relaciones con Miguel Malbo Notario y con Pedro Eguiluz. Allá cuando a la década de los cincuenta le faltaban dos días y medio para cederle el paso a los llamados "felices años 60". Me los presentaron en la Cafetería Bar Recoleto. El maestro de ceremonia fue Luis Elices: tan extraordinaria persona como magnífico entrenador. Malbo era jefe de la Sección de Fútbol del Madrid y creador de la mejor cantera que entonces existía en Europa.

Malbo era cordobés y se había ganado la amistad y confianza del todopoderoso presidente del Madrid. Así que hacía y deshacía en la ya llamada 'Casa Blanca'. De Malbo se decía algo que estaba exento de exageración: "Don Miguel se despierta al amanecer para ver partidos de fútbol, recorriéndose todos los campos de Madrid, y deja de hacerlo cuando ya es noche cerrada".  Con Malbo Notario, que fue jugador aficionado, Plus Ultra y Rayo Vallecano tuvieron cesiones de futbolistas extraordinarios. 

He aquí algunos nombres de postín: Antonio Ruiz, Santisteban, Marsal, Villa, Vidal, Grosso, De Felipe, Velázquez, Grande, José Luis Peinado, Benito... Y así hasta desembocar en la llamada "Quinta del Buitre". Pedro Eguiluz, jugador grande del Sevilla y entrenador destacado, fue ayudante de MM en aquellos años de 1960. Y a fe que consiguieron formar un tándem casi perfecto. Un día me citaron en las oficinas del club para consultarme algunas cosas relacionadas con futbolistas. Lo cual, siendo yo veinteañero, me pareció cita de mucha importancia. 

Se trataba de que les informara, si a bien lo tenía, sobre los jugadores de interés que yo iba viendo por los campos de Castilla y la Mancha. Porque Eguiluz le había dicho a Malbo que yo veía el fútbol -perdonen la inmodestia- de manera superior. Pronto les hablé de Félix Bardera, conocido deportivamente como Felines. El cual había nacido en un pueblo de Ávila, pero residía en Carabanchel. Y no dudaron en contratarlo. El visto bueno de Bernabéu no fue, al parecer, auténtico. El caso es que Felines nunca fue del agrado del presidente. Ya que lo consideraba un auténtico fifiriche. De modo que mi siempre estimado Felines pasó sus mejores años cedido al Rayo Vallecano. Club donde fue figura indiscutible durante muchas temporadas.