La secretaria general del Partido Popular -en Ceuta- viene dando muestras evidentes de que hace ya tiempo hizo suya esa frase tan divulgada por Margaret Thatcher: "Los gallos pueden cacarear; pero son las mujeres las que ponen los huevos". Así que cada vez que Juan Vivas -su querido y admirado pigmalión- tiene problemas, sale Yolanda guerreando contra quienes hayan osado llevarle la contraria a nuestro alcalde.
La última salida en tromba para defender a Juan Vivas fue hace tres días. Tras quejarse éste amargamente de cómo el Gobierno de Pedro Sánchez -en funciones- se negaba a pagar los 7,2 millones de euros correspondientes para cubrir los gastos del agua y de los relacionados con los puestos fronterizos. Diciendo además que se vería obligado a solucionar ese problema reduciendo el número de cargos de los nombrados a dedo. No hay mal que por bien no venga, me dijo el conocido de turno.
Yolanda Bel sacó la lengua a pasear. Lo hizo sin esperar a que la delegada del Gobierno tuviera tiempo de responder a lo que había acontecido. Tachó de traidor a Pedro Sánchez. Lo acusó de querer destruir esta ciudad. Arremetió contra Manuel Hernández y Salvadora Mateos. Y acabó diciendo que ese dinero que se le quitaba a Ceuta era para engordar la bolsa de los independentistas. Y, por si fuera poco, habló de que habría manifestaciones. O sea, una amenaza en toda regla.
Sus declaraciones, repletas de iracundia, nos volvieron a mostrar a una política activa que tiene todas las trazas de estar peleada con el mundo mundial. Y que cada vez que levanta la mirada es para evidenciar un desdichamiento que sólo le causa perjuicios. Pues si hay algo que descompone más las facciones es hacer de la hosquedad y hurañía costumbre. Hasta el punto de que su cara se convierta en un cliché de desdeñanza.
Así que decidí esperar la respuesta del Gobierno en funciones para opinar del comportamiento de la señora que no dudó, una vez más, en hacer una defensa a ultranza de su pigmalión. Sin tomar las precauciones debidas al respecto. La respuesta de Salvadora Mateos, delegada del Gobierno, en relación con esos millones de euros que provocaron en Juan Vivas tamaña desazón, ha sido la esperada.
-Ceuta recibirá ese dinero... Y además el alcalde tendrá un aval.
Lo lógico, una vez solucionado el problema en menos que canta un gallo, sería que la señora Bel, secretaria general del PP en Ceuta y rendida admiradora de Juan Vivas, a quien ella tiene como su pigmalión, saliera a la palestra pidiendo perdón por sus imprudentes declaraciones. De no hacerlo, mucho me temo que a partir de ahora nadie le prestará atención a cuanto diga. Y mucho menos si lo dice como en ella es ya habitual.
Sus declaraciones, repletas de iracundia, nos volvieron a mostrar a una política activa que tiene todas las trazas de estar peleada con el mundo mundial. Y que cada vez que levanta la mirada es para evidenciar un desdichamiento que sólo le causa perjuicios. Pues si hay algo que descompone más las facciones es hacer de la hosquedad y hurañía costumbre. Hasta el punto de que su cara se convierta en un cliché de desdeñanza.
Así que decidí esperar la respuesta del Gobierno en funciones para opinar del comportamiento de la señora que no dudó, una vez más, en hacer una defensa a ultranza de su pigmalión. Sin tomar las precauciones debidas al respecto. La respuesta de Salvadora Mateos, delegada del Gobierno, en relación con esos millones de euros que provocaron en Juan Vivas tamaña desazón, ha sido la esperada.
-Ceuta recibirá ese dinero... Y además el alcalde tendrá un aval.
Lo lógico, una vez solucionado el problema en menos que canta un gallo, sería que la señora Bel, secretaria general del PP en Ceuta y rendida admiradora de Juan Vivas, a quien ella tiene como su pigmalión, saliera a la palestra pidiendo perdón por sus imprudentes declaraciones. De no hacerlo, mucho me temo que a partir de ahora nadie le prestará atención a cuanto diga. Y mucho menos si lo dice como en ella es ya habitual.
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