En la Ciudad Deportiva de Valdebebas, bautizada como 'La Fábrica' por Alfredo Di Stefano, no cesan de formarse jugadores que aspiran a jugar en el primer equipo. Cabe decir que muchos son los llamados a conseguirlo y muy pocos los que suelen lograrlo. La fama de la 'cantera' del Madrid es archiconocida. De hecho, muchos son los clubes que se nutren de ella. Basta con ahondar en el asunto para comprobarlo.
Siempre se ha dicho que para jugar en un equipo tan grande es necesario reunir cualidades suficientes, carecer de miedo escénico cuando te llegue el momento, y hacer en el terreno de juego lo que mejor sabes y por lo cual te han dado la oportunidad. Ejemplos hay de jugadores que no eran los mejores en sus puestos y sin embargo aprovecharon la oportunidad que les ofrecieron para triunfar en el primer equipo. Me viene a la memoria el caso de Chendo y su famoso marcaje a Maradona. Actuación soberbia de conocimiento futbolístico y repleta de sobriedad. Y qué decir de Butragueño y Manolo Sanchís.
Otros, en cambio, no aprovechan su oportunidad o tardan en dar el rendimiento que se espera de ellos, acorde con las exigencias de un equipo donde sólo cabe ganar y jugar bien por encima de todo. De no ser así, las críticas serán tan agrias como para hacerles perder el oremus a cualesquiera de los debutantes de las escalas inferiores en el primer equipo. ¿Qué le pasó a Parejo? Y es que al Madrid, ya sea 'canterano' o figura pagada a precio de oro, hay que llegar adaptado. O bien adaptarse en un amén.
Pocas veces, que yo recuerde, el Madrid ha tenido tanta paciencia con jugadores procedentes de su 'cantera' como la que está teniendo con Vinicius y Rodrygo. Jóvenes brasileños que han costado lo suyo. Tal vez sea porque ambos gozan de muy buena prensa. La que nunca tuvo Odegaard. Quien se ha tenido que ir labrando su futuro lejos del Bernabéu y que ha cuajado en un extraordinario jugador. Al noruego, si regresa al Madrid, se le exigirá desde el primer momento que actúe como la figura que es. Para él no habrá ni período de adaptación ni Pamplinas ... de la Plaza Mina.
En fin, que Zidane han depositado tanta confianza en Vinicius y Rodrygo como para que éstos vayan respondiendo ya con actuaciones adecuadas al equipo en que militan. Pues las exigencias en la Casa Blanca son tan grandes como para no esperar que los aciertos vayan llegando con el paso del tiempo. En el Madrid solo hay presente. Y el presente es ganar, ganar, y ganar. Y además jugando bien... Si es posible.
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