Kovacic ha sido quien mejor ha marcado a Messi

Cuando se jugaban los últimos minutos del Atlético de Madrid-Barcelona surgió Lionel Messi para hacer la jugada de siempre y marcar el gol de costumbre. El cual hizo que la gente volviera a preguntarse lo mismo: ¿Cómo es posible que sus marcadores no acierten nunca a desbaratar una jugada que le han visto realizar tantísimas veces?...

Verdad es que cuesta lo indecible entender que el jugador azulgrana pueda deshacerse de sus rivales con tanta facilidad. Es la respuesta que yo le doy a un amigo que también me ha inquirido al respecto. El cual intenta, durante unos minutos, convencerme de que los contrarios son muy permisivos con la estrella argentina. Es más, dice tener la impresión de que tienen miedo a causarle daño.  Y que, salvo raras excepciones, no se emplean con la dureza habitual en otros partidos.

A partir de ahí cambio el tercio de la conversación con el fin de hacerle comprender a mi amigo que Messi es un futbolista capaz de hacer cosas estupendas y prodigiosas. Que le confieren el derecho a ser considerado un auténtico taumaturgo. Lo tiene todo: agudeza, ingenio, picardía, y toda esa bribonería futbolística que se aprende en la niñez y sobre todo en los potreros: esas explanadas de tierra donde la pelota se convierte en liebre y que domeñarla está al alcance de muy pocos.    

Mi interlocutor, que sabe escuchar atentamente, quiere saber si yo recuerdo a algún futbolista que haya sido capaz de maniatar al que ya es seis veces ganador del Balón de Oro. Sin tener que recurrir al juego sucio... Y, tras tomarme un respiro, a fin de darle emoción al asunto, no dudo en mencionar a Mateo Kovacic. El cual lo hizo en los dos partidos correspondientes a la Supercopa de Europa en la tamporada 2017. Hasta el punto de que el Madrid se impuso tanto en el Nou Camp como en el Santiago Bernabéu.

El jugador croata, sobrado de condición física, y en posesión de una velocidad incuestionable, de gran calidad técnica y especialista en desbordar líneas conduciendo el balón, anuló total y absolutamente a Messi y, por si fuera poco, se hizo dueño del centro del campo. Tarea que realizó sin tener que recurrir a ningún tipo de triquiñuela castigada por el reglamento. Esa misma temporada se jugó el partido correspondiente a la Liga en Madrid. Y Kovacic volvió a dar muestras evidentes de saber cómo reducir al mínimo el rendimiento de LM. 

Ese día iba todo sobre rueda. El Madrid se había adelantando en el marcador. Pero Kovacic, en un momento determinado, dejó el marcaje de Messi para salir al encuentro de Busquets, y ningún compañero se hizo cargo del marcaje del argentino. Esa acción acabó en gol, en jugada trenzada por Busquets, Rakitic, Sergi Roberto, Messi y Suárez. Ni que decir tiene que la derrota se la achacaron al croata. Quien, desde entonces, tomó la decisión de darse el piro cuanto antes.