Siempre hay gente que sostiene que la verdad es a veces inoportuna, desfavorable. Siempre hay figuras públicas que susurran que la verdad es un lujo. Que sólo la dicen los niños y los locos. Incluso hacen elogio de la mentira. Dicen que los políticos que mienten suelen pensar bien, con sentido de Estado. Aunque si se miente hay que saber mentir. Así que para contar trolas es necesario entrenarse sin solución de continuidad.
Nuestro alcalde es una figura pública por el hecho de llevar dieciocho años rigiendo los destinos de esta tierra. Sin embargo, hoy ha dicho una verdad incuestionable. La cual me ha dejado perplejo. Tan desorientado que me hubiera gustado preguntarle cómo se le ha ocurrido decirnos, a estas alturas, que la Plaza de África tiene la importancia que le otorgan edificios como la catedral, la comandancia general y el Ayuntamiento. Aunque nunca es tarde si la dicha...
Esta verdad de Vivas debería ser recopilada por el cronista de la ciudad, por ser digna de "pasar a la historia". Incluso esta verdad puede ser el comienzo de muchas otras que hasta ahora no ha aireado la primera autoridad de esta tierra. Tal vez sea porque tiene asumido que más pronto que tarde deberá dar paso a otra persona para que ocupe su lugar, aun antes de que acabe su mandato. Por algo tan simple como es que está más quemado que la pipa de un indio. Frase manida, por supuesto, pero que le viene como anillo al dedo.
Nuestro alcalde (ora debido al cansancio acumulado durante años y por los alifafes, ora porque acude a su despacho carcomido por la rutina, ya porque ha logrado todas sus aspiraciones como político, bien porque podría estar hasta los mismísimos de aguantar a tantos inútiles que no cesan de dorarle la píldora aunque en el fondo sufran las penalidades de quienes se saben lameculos de primera línea...) sabe que su declive como gobernante no cesa.
Juan Vivas tampoco desconoce que actualmente no es el alcalde más indicado para que en Madrid le presten la atención debida en cualquier ministerio. Lo cual redundará en contra de los ceutíes. Pues ya sabemos cómo se las gastan en la capital del reino con los alcaldes o presidentes autónomos que no son de la cuerda del partido gobernante. Sobre todo si se lleva a matar, como es el caso, con el secretario general del PSOE de Ceuta. Lo cual me hace pensar que éste ya se habrá encargado de recomendarlo donde debe.
En fin, que nuestro alcalde sabe perfectamente que las va pasar canutas durante sus últimos años en el cargo, y dado lo mucho que dice querer a la tierra donde lo nacieron, no estaría de más que dijera otra verdad. Miren ustedes, dado que llevo una eternidad en el cargo, amén de sentirme agotado y falto de ideas, ahora me encuentro con el siguiente problema: el Gobierno de España es socialista y tengo la impresión de que sus dirigentes no me quieren ver ni en pintura. Así que he decidido darme el piro por el bien de Ceuta. Sería, sin duda, un final de película con derecho a derramar lágrimas.
Nuestro alcalde (ora debido al cansancio acumulado durante años y por los alifafes, ora porque acude a su despacho carcomido por la rutina, ya porque ha logrado todas sus aspiraciones como político, bien porque podría estar hasta los mismísimos de aguantar a tantos inútiles que no cesan de dorarle la píldora aunque en el fondo sufran las penalidades de quienes se saben lameculos de primera línea...) sabe que su declive como gobernante no cesa.
Juan Vivas tampoco desconoce que actualmente no es el alcalde más indicado para que en Madrid le presten la atención debida en cualquier ministerio. Lo cual redundará en contra de los ceutíes. Pues ya sabemos cómo se las gastan en la capital del reino con los alcaldes o presidentes autónomos que no son de la cuerda del partido gobernante. Sobre todo si se lleva a matar, como es el caso, con el secretario general del PSOE de Ceuta. Lo cual me hace pensar que éste ya se habrá encargado de recomendarlo donde debe.
En fin, que nuestro alcalde sabe perfectamente que las va pasar canutas durante sus últimos años en el cargo, y dado lo mucho que dice querer a la tierra donde lo nacieron, no estaría de más que dijera otra verdad. Miren ustedes, dado que llevo una eternidad en el cargo, amén de sentirme agotado y falto de ideas, ahora me encuentro con el siguiente problema: el Gobierno de España es socialista y tengo la impresión de que sus dirigentes no me quieren ver ni en pintura. Así que he decidido darme el piro por el bien de Ceuta. Sería, sin duda, un final de película con derecho a derramar lágrimas.
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