¿Y qué? Pues a cenar entre familiares y amigos hasta que las campanadas de las doce nos hagan creer que todo nos seguirá yendo igual o mejor a partir de entonces, o al menos, que los disgustos venideros serán de la misma índole que los sufridos en el año que acabamos de despedir. A mí, cuando solía celebrar esta fiesta fuera de casa, lo que más me agradaba era la charla entre comensales antes de que el bullicio superara con creces las voces de los interlocutores.
Ahora bien, opinar durante esa cena en la que hombres y mujeres, con la ayuda del vino, se sienten predispuestos a decir lo que, en otros momentos no dirían, puede fastidiarle la noche a cualquiera e incluso pasarle factura durante mucho tiempo. Por ejemplo: nunca presumas de don Juan. Porque se expone a que un simple visaje de su pareja pueda ponerle en ridículo. Tampoco las mujeres deberían asegurar a machamartillo su fidelidad. Porque las demás mujeres lanzarían inmediatamente, miradas sarcásticas. Vamos, una denuncia en toda regla.
Si alguien habla de su sobrepeso, no se le ocurra recomendarle nada para adelgazar. Máxime si usted carece de barriga y luce bien la ropa. En tal caso no hay mejor respuesta que la que sigue: no te preocupes por tus kilos -ya que hablarle sobre la obesidad podría ser motivo de enemistad para siempre-. Es más, dada tu constitución estás muy bien de peso. No cabe la menor duda de que esas palabras serán recibidas con gran satisfacción.
Si salen a relucir las diferencias existentes entre hombres y mujeres, lo cual suele ser muy habitual, y si decide tomar la palabra al respecto, procure expresarse más o menos de esta guisa, y seguramente le harán salir a los medios a saludar. "La diferencia que hay entre hombres y mujeres es que ellos hablan bien de ellas y las tratan mal. Mientras que ellas hablan mal de ellos y los tratan bien. Las féminas quedarán encantadas con su parecer. No olvide que una mujer maltratada es una víctima. Y un hombre maltratado no deja de ser un calzonazos.
El fútbol, sin duda alguna, será motivo de comentarios y de pareceres enfrentados. Surgirá el eterno debate sobre si Lionel Messi es mejor que Cristiano Ronaldo o viceversa. Yo que usted eludiría la respuesta y me pondría en plan Albert Camus: "El fútbol ayuda a la formación de las personas y proporciona unos valores fuertemente arraigados. Tales como el sacrificio, el compañerismo, la pérdida de unos miedos absurdos y, por tanto, hace que uno sea capaz de enfrentarse a las situaciones más complicadas. Jugando al fútbol se madura antes. No se extrañe si le aplauden durante varios minutos.
He dejado la política para el final. Llegado ese momento, y si le es posible, hágase el lipendi a fin de que todos se manifiesten y a usted le toque cerrar la discusión. Eso sí, deberá morderse la lengua ante opiniones que puedan parecerle auténticas memeces. Cuando le corresponda emitir su opinión ponga empaque para pronunciarse así. Unos políticos incultos pasarán siempre de la demagogia a la tiranía. Porque no sentirán respeto por su pueblo, y porque no tendrán con él el lazo de unión más estrecho que existe: el de una idéntica postura ante la vida, el de una misma actitud histórica, el de una concepción semejante de aspiraciones e ideales.
Y tenga la completa certeza de que todos los miembros de la mesa dirán al unísono: este hombre se expresa igual que Antonio Gala. Menudo triunfo...
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