Benzema obra el milagro del empate

Apenas habían transcurridos tres minutos de partido cuando Maldini, comentarista de Movistar Plus, dijo que Isco estaba participando mucho en el juego y que eso era muy bueno para el Madrid. Opinar tan precipitadamente y sin razones que avalen el parecer, no deja de ser hablar por hablar.  A partir de tan desacertado comentario, todos pudimos ver que Isco no se asociaba con nadie ni daba una a derechas ni siquiera cuando su equipo dominó el partido durante media hora. Tiempo en el cual superó al Valencia y puso a prueba a Domenech.   

El equipo valenciano jugó tapando las bandas con dobles laterales para que el Madrid optara jugar por el centro. Tanto Wass como Carlos Soler estaban más preocupados de ayudar a sus laterales que de acompañar en ataque a sus dos delanteros: Rodrigo y Ferran. Pero el equipo de Celades no carburaba. El dominio del Madrid duró hasta que Parejo fue tomándole el pulso al partido y comenzó a funcionar. La solución hubiera sido fácil: colocarle a Isco encima, aunque fuera para estorbarle, en vez de tener al malagueño corriendo sin ton ni son y dando pruebas evidentes de que no está en condiciones de rendir en la medida que se le exige a un futbolista del Madrid.

La segunda parte del Valencia con ligeros retoques tácticos de su entrenador y convencidos sus jugadores de que el Madrid seguía desafinando, fue superior a la primera en todos los sentidos. Adelantó líneas, presionó muy arriba y consiguió que Parejo jugara como a él le agrada. Mucho tardó Zidane en hacer los cambios oportunos. Bale y Vinicius salieron por Rodrygo e Isco. Cuando el centro del campo era ya dominado por el equipo che. Así que llegó el gol de Soler cuando el encuentro entraba en su tramo final.  

Cuando todo parecía perdido para el Madrid, dado que se estaba jugando el último minuto de la recuperación de tiempo perdido, Courtois subió a rematar un córner y conectó un cabezazo que repelió el portero valenciano, quedando la pelota suelta muy cerca del área pequeña y allí estaba Benzema para obrar el milagro del empate. Empate que desató la locura entre los jugadores blancos, vestidos hoy de verde. Me imagino que Zidane y sus ayudantes habrán tomado nota de lo que no hay que hacer en Barcelona. Pues con media hora de fútbol entonado es casi imposible ganar en el Camp Nou.