Partido en el cual ha habido de todo como en botica. Comenzó con un fallo gravísimo de Sergio Ramos. Quien a su edad, y con las tablas que tiene, debería saber que una cesión a su portero ha de ser acompañada en carrera hacia la dirección del balón por si acaso el pase se queda corto y así poder enmendar el error. El cual lo aprovechó Willian José para batir a Courtois. A partir de ese momento la Real Sociedad jugó media hora de ensueño.
El equipo donostiarra se fue arriba con tres delanteros y Odegaard situado por delante de Ramos se hizo dueño de la situación. El Gran Capitán, sin nadie a quien marcar, anduvo media hora papando moscas. Fueron treinta minutos angustiosos para el equipo blanco. Menos mal que Modric, a la chita callando, fue manteniendo a su equipo con vida. Y gracias a una asistencia suya llegó el empate por medio de Benzema. Hasta entonces, Valverde y Casemiro habían pasado inadvertidos.
Ocurrió también que Rodrygo mostró su peor versión. Es decir, que Monreal lo redujo a la nada. O sea, que lo secó. Como se decía antiguamente cuando un defensa anulaba a un delantero. Lo cual no significa que el joven brasileño no vaya a cuajar en ese gran futbolista que todos esperamos. Aunque conviene tener en cuenta que las prisas nunca fueron buenas. Y lo mejor sería cortar de raíz los halagos excesivos que no le hacen ningún bien a la criatura.
Valverde marcó el segundo gol, tras tocar el balón en un contrario, y le llovieron los ditirambos por parte de quienes narraban y comentaban el encuentro. Olvidando que el uruguayo, hasta el minuto cuarenta y siete, sólo se había dedicado a quedarse en el sitio de Ramos mientras éste se iba hacia adelante para marcar el gol de a mí que los arrollo. Esa especie de quite del perdón que busca con ahínco, en casi todos los partidos, para tapar sus fallos.
El tercer gol lo logró Modric. Tras varias intervenciones magníficas de Gareth Bale. El galés sustituto de Rodrygo jugó veintitantos minutos. Y lo hizo muy bien. A pesar del ambiente adverso que le habían preparado en el Bernabéu. Por cierto, conviene destacar la decisión tomada por Zidane. Ofreciéndole al galés la oportunidad de demostrar que si sigue en el Madrid será necesario su concurso.
La Real Sociedad jugó media hora como mandan los cánones futbolísticos. Y pudo resolver el partido en los primeros treinta minutos. Sobre todo por el lado de Ramos. A quien Zidane debería decirle, de una vez por todas, que es defensa antes que delantero. Y que empieza a dar grima verlo deambular por el campo sin orden ni concierto. En fin, partido emocionante... En el cual hubo de todo como en botica.
Ocurrió también que Rodrygo mostró su peor versión. Es decir, que Monreal lo redujo a la nada. O sea, que lo secó. Como se decía antiguamente cuando un defensa anulaba a un delantero. Lo cual no significa que el joven brasileño no vaya a cuajar en ese gran futbolista que todos esperamos. Aunque conviene tener en cuenta que las prisas nunca fueron buenas. Y lo mejor sería cortar de raíz los halagos excesivos que no le hacen ningún bien a la criatura.
Valverde marcó el segundo gol, tras tocar el balón en un contrario, y le llovieron los ditirambos por parte de quienes narraban y comentaban el encuentro. Olvidando que el uruguayo, hasta el minuto cuarenta y siete, sólo se había dedicado a quedarse en el sitio de Ramos mientras éste se iba hacia adelante para marcar el gol de a mí que los arrollo. Esa especie de quite del perdón que busca con ahínco, en casi todos los partidos, para tapar sus fallos.
El tercer gol lo logró Modric. Tras varias intervenciones magníficas de Gareth Bale. El galés sustituto de Rodrygo jugó veintitantos minutos. Y lo hizo muy bien. A pesar del ambiente adverso que le habían preparado en el Bernabéu. Por cierto, conviene destacar la decisión tomada por Zidane. Ofreciéndole al galés la oportunidad de demostrar que si sigue en el Madrid será necesario su concurso.
La Real Sociedad jugó media hora como mandan los cánones futbolísticos. Y pudo resolver el partido en los primeros treinta minutos. Sobre todo por el lado de Ramos. A quien Zidane debería decirle, de una vez por todas, que es defensa antes que delantero. Y que empieza a dar grima verlo deambular por el campo sin orden ni concierto. En fin, partido emocionante... En el cual hubo de todo como en botica.
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