Todo lo que se diga es poco sobre el juego realizado por el equipo blanco. Fueron cuarenta y tantos minutos soberbios en un estadio muy complicado. Donde el Eibar está como pez en el agua. Y en el cual sus rivales han de adaptarse a las condiciones del campo y al estilo de juego de los hombres dirigidos por Mendilibar. Y, por si fuera poco, no dejó de llover durante todo el encuentro.
El Madrid dio la impresión de haber estado entrenándose toda la semana en un escenario similar al de Ipurua. Maniató al equipo armero por las bandas. De modo que sus laterales no pudieran conectar con Inui y Orellana para que los centros de éstos fueran rematados por dos delanteros especialistas en esas acciones. Sobre todo en el juego aéreo. Así que Kike y Enrich pasaron inadvertidos. Vamos, que se vieron desasistidos.
Los extremos del Madrid fueron claves para llevar a cabo la tarea reseñada. Lucas Vázquez lo hizo con su trabajo incansable y su disciplina espartana. Mientras que Hazard dio un recital de buen juego y sembró el desconcierto por su lado. La actuación del belga, sin embargo, aún dista mucho de las que uno tuvo la suerte de verle en el Chelsea. Con goles incluidos. Hazard y Benzema aportaron brillo y practicidad al magnífico juego de conjunto.
Juego de conjunto que fue posible gracias a la estupenda labor llevada a cabo por los componentes del centro del campo. Zona vital en la que Modric parece que está a punto de reverdecer sus lauros. Y en la que Valverde a medida que va perdiendo su timidez va mostrando sus cualidades. Que son muchas. Su cuarto gol, cuando el Eibar trataba de lograr el tanto de la honrilla, fue justo premio a su magnífica labor.
Tras lo reseñado, cabe decir que los goles fueron llegando con una naturalidad pasmosa. Benzema marcó el primero tras una gran jugada. Ramos obtuvo el segundo (de penalti) y también desde los once metros logró Benzema el tercero. El cuarto lo marcó Valverde en la segunda parte y cuando más apretaba el equipo guipuzcoano. Es decir, cuando el Madrid más o menos sesteaba...
Poco se puede decir de los cambios. Vinicius intentó hacer uso de su ya reconocida velocidad. Con atropellamiento... Claro que sí. La salida de Isco se me antoja que fue para dar testimonio de que existe. Y algo por el estilo fue la de Brahim. Aunque hoy, dada la sensacional primera parte jugada por el Madrid, todo lo demás apenas merece comentario alguno
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