Gareth Bale, con todos sus defectos, no deja de ser uno de los grandes jugadores, verdaderamente grande, del Madrid. De ahí que haya dado la talla en las grandes citas. Su nombre, por tanto, quedará permanente unido a una de las mejores épocas del club en cuanto concierne a la consecución de títulos europeos. Amén de otros logros nacionales y mundiales. Verdad incuestionable. Como lo es también que su forma de ser no es la más idónea para ganarse el favor de un periodismo que necesita tipos extravertidos que den el suficiente juego...
Bale, desde que aterrizó en Madrid, dio la impresión de sentirse molesto ante el asedio continuo de los reporteros gráficos, de las cámaras de televisión y de las entrevistas diarias. Cuando hay personas que darían media vida por ser famosas, y además disfrutar con ser noticia diaria, parece mentira que el galés sea todo lo contrario. Aunque sepa que semejante actitud le haya granjeado la antipatía de quienes viven de contar historias... Ese problema, por ejemplo, jamás lo tendrá Sergio Ramos. Pero cada cual opta por lo que desea ser.
Ese desapego de Bale hacia los medios de comunicación le ha costado levantarse todas las mañanas siendo noticia... Toda una contradicción. Pues su idea era la contraria. Los pasos de Bale son seguidos minuciosamente. Si llega varios minutos tarde a Valdebebas la tardanza es propalada como si hubiera infringido una norma gravísima. Si cuando no está citado y se halla en la grada se le ocurre irse poco antes de acabar el partido para evitar las aglomeraciones de tráfico, ya sabe que al día siguiente estará en la Picota.
Bale juega al golf. El galés nunca ha ocultado su pasión por ese juego. Y no creo que los dirigentes del Madrid, antes de ficharlo, no tuvieran noticia de ello. Ser golfista, pues, ha sido otra de las causas para que en España no hayan cesado aún las críticas acerbas contra él. Tampoco se le ha perdonado que no hable nuestra lengua. Por lo que nos dicen, claro es, yo he llegado a pensar que habla por señas con sus compañeros. Así podría ir enumerando los muchos problemas que Bale, según la prensa, le viene dando a su equipo.
Ahora bien, lo que nunca nos han dicho, hasta ahora, que las lesiones de Bale son debidas a que es un noctívago empedernido. Vamos, que le gusta disfrutar de las noches de Madrid. Las cuales, por cierto, son divinas de la muerte. Prueba evidente de que el futbolista hace una vida de lo que es: un deportista como la copa de un pino. Bale ha vuelto, después de jugar muy bien los primeros partidos, a lesionarse. Y las respuestas de Zidane al respecto no aclaran nada. Mal asunto.
Eso sí, hubo un tiempo en que se detestaba a Bale porque los medios pedían la titularidad de Isco. La irrupción de Vinícius, con tanta fuerza como aceleramiento y falta de gol, produjo el mismo efecto. Y ahora, dado que Rodrygo ha creado expectación, se persigue al galés con saña. Bien haría Bale, conociendo el orgullo que se gastan los galeses, en pactar su salida y decirle adiós a un equipo donde lo quieren tampoco como tanto lo necesitan. Pues mucho me temo que él seguirá imponiendo su carácter y jugando al golf. Mientras que otros montan a caballo o nadan entre tiburones ballena.
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