Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 4 de octubre de 2019

Los problemas de Courtois


El fichaje de Thibaut Courtois no causó entre los socios madridistas el entusiasmo esperado. Lo aceptaron a regañadientes. Su presentación en el Bernabéu careció de la expectación que despiertan las grandes contrataciones. No tengo la menor duda de que al guardameta procedente del Chelsea le afectó aquella frialdad con la que no contaba. TC se percató de que había llegado a un equipo donde sus actuaciones serían revisadas minuciosamente. Y que sus errores serían propalados con deseos evidentes de airear que su fichaje no era necesario.

Courtois tuvo la mala fortuna de llegar al Madrid en el momento menos indicado. Cuando los jugadores blancos estaban viviendo, sin solución de continuidad, en la cresta de la ola de su profesión, por haber ganado tres Champions League. Éxitos que les habían inducido a creer que se podía seguir ganando con el mínimo esfuerzo y sobre todo bajo la comodidad de una anarquía defensiva que se traducía en fallos que terminaban pagando los porteros. No hace falta recordar los goles encajados por el Madrid en las últimas temporadas.

No obstante, los aficionados no dudaban de Keylor Navas. Guardameta que había logrado algo que es fundamental en el Bernabéu: pasarse el conocido miedo escénico por la entrepierna desde el primer día que se puso en la portería. Ni que decir tiene que esa confianza  en jugar como si estuviera en el patio de su casa, ayudado por el respeto que se había ganado entre los aficionados, le permitía mantener una calma que se trasladaba a las gradas del estadio. Y sus fallos, que los tenía, no salían a relucir en la misma medida que están saliendo los de Courtois.

El miedo a jugar en el Bernabéu ha existido siempre. Y lo han sentido tanto propios como extraños.  Pero ese miedo se hizo popular cuando Valdano -tras golear el Madrid al Anderlecht en competición europea, en diciembre del año 1984- lo bautizó como miedo escénico. El miedo escénico del Bernabéu no respeta ni fama ni edades ni nada por el estilo. Así que ha habido grandes futbolistas, inmejorables en otros equipos, que nunca lograron sobreponerse a ese estado de nervio que les impedía triunfar en la 'Casa Blanca'.

Thibaut Courtois está como un flan. Le sobrepasa el ambiente que se respira contra él. No es extraño que padeciera en el descanso del partido frente al Brujas lo que los médicos llaman distonía neurovegetativa. Mezcla de nervios y gases en el estómago... Semejante manifestación debe ser atajada cuanto antes. ¿Cómo? Doctores tiene la Iglesia. Los cuales deberán fortalecer la personalidad del belga para que pase del miedo al placer escénico.

Han de llevar a Courtois a la creencia de que es el mejor portero que hay en este mundo. Ególatra... No, pues esto (que aparentemente lleva a la soberbia, la presunción o la chulería) es todo lo contrario. Porque cuando uno se quiere profundamente desaparece la vanidad. Ya que está bien consigo mismo. Sólo quien se quiera puede jugar bien en ese escenario tan impresionante y exigente. Cristiano Ronaldo es un ejemplo. Porque no hay estadio que lo arredre.





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