Voltaire dejó dicho que la civilización no suprime la barbarie, tan solo la perfecciona. Pintipirado viene este aserto para aplicárselo a quienes prendieron fuego a Barcelona y obstruyeron todas las vías de comunicaciones locales y del resto de España. Parte de la sociedad aparentemente más culta y evolucionada de Cataluña secundó de pronto, con sus dotes organizativas y su avanzada tecnología, la paranoia de una cuadrilla de malhechores. Quienes nos permitieron comprobar cómo un pueblo a primera vista tan avanzado retrocedía hasta una actitud tribal.
Apenas transcurridas unas horas de semejante salvajismo, a Cristina Morales -escritora ganadora del Premio Nacional de Narrativa, retribuido con una pasta gansa, natural de Granada y residente desde hace cuatro años en Barcelona- se le ocurrió sacar a pasear su lengua repleta de mala baba. Esa mala intención que suelen exteriorizar algunos charnegos con el fin de ganarse la simpatía de quienes odian a los españoles. El vómito de la escritora granadina es de juzgado de guardia.
Cristina Morales se expresó así: "Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas...". Y acabó arremetiendo contra la Policía... Culpándola de ejercer la violencia. Y la insigne granadina se quedó tan pancha. Y no sé si después se marchó a Cuba o a tomar... baños apropiados para calmar las hemorroides que la torturan. Tal vez causadas por el enorme disgusto que se llevó viendo cómo los policías cumplían con su deber.
La vida, señora Morales, tiene que tener un orden. Verdad de Perogrullo. Y si una caterva de independentistas trata de pasárselo por la taleguilla, el Estado ha de recurrir a la fuerza pública para que ésta meta en cintura a quienes deciden campar por sus respetos. Y, claro es, cuando el asunto se convierte en caos, todo puede terminar como el rosario de la aurora...
En fin, señora Morales, siendo usted una escritora famosa y bien remunerada, no pongo en duda su inteligencia... A pesar de su juventud. Y, por tanto, imagino que ese pensar bien estará reforzado con conocimientos adquiridos leyendo hasta necesitar la ayuda de colirios para refrescar sus ojos. Aunque yo le recomendaría, por si acaso no lo ha tenido a bien, que ahondara en la historia de los nacionalismos. Para conocer los daños que éstos han causado. Y que respete a los policías. Cristina Morales: se ha pasado usted de la raya.
Apenas transcurridas unas horas de semejante salvajismo, a Cristina Morales -escritora ganadora del Premio Nacional de Narrativa, retribuido con una pasta gansa, natural de Granada y residente desde hace cuatro años en Barcelona- se le ocurrió sacar a pasear su lengua repleta de mala baba. Esa mala intención que suelen exteriorizar algunos charnegos con el fin de ganarse la simpatía de quienes odian a los españoles. El vómito de la escritora granadina es de juzgado de guardia.
Cristina Morales se expresó así: "Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas...". Y acabó arremetiendo contra la Policía... Culpándola de ejercer la violencia. Y la insigne granadina se quedó tan pancha. Y no sé si después se marchó a Cuba o a tomar... baños apropiados para calmar las hemorroides que la torturan. Tal vez causadas por el enorme disgusto que se llevó viendo cómo los policías cumplían con su deber.
La vida, señora Morales, tiene que tener un orden. Verdad de Perogrullo. Y si una caterva de independentistas trata de pasárselo por la taleguilla, el Estado ha de recurrir a la fuerza pública para que ésta meta en cintura a quienes deciden campar por sus respetos. Y, claro es, cuando el asunto se convierte en caos, todo puede terminar como el rosario de la aurora...
En fin, señora Morales, siendo usted una escritora famosa y bien remunerada, no pongo en duda su inteligencia... A pesar de su juventud. Y, por tanto, imagino que ese pensar bien estará reforzado con conocimientos adquiridos leyendo hasta necesitar la ayuda de colirios para refrescar sus ojos. Aunque yo le recomendaría, por si acaso no lo ha tenido a bien, que ahondara en la historia de los nacionalismos. Para conocer los daños que éstos han causado. Y que respete a los policías. Cristina Morales: se ha pasado usted de la raya.
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