Se viene diciendo en los medios de comunicación que el desastre defensivo del Madrid ante el Levante se debió al cambio de Sergio Ramos por Hèder Militâo. Opinión que puede estar basada en el error o bien en el deseo evidente de seguir defendiendo lo indefendible por parte de quienes se pronuncian así. A quienes emiten semejante parecer les convendría ver -muchas veces- la jugada realizada por el equipo granota por la banda de Carvajal. La cual fue finalizada por Borja Mayoral en el lado opuesto. Su gol fue posible por haber rematado tras anticiparse al 'Gran Capitán'. En esos momentos, la anarquía defensiva del equipo blanco había comenzado ya.
Héder Militâo, quien actuó durante treintitantos minutos, evidenció muchísimas carencias para poder jugar a pleno rendimiento en ese sitio. Lo cual es lógico: puesto que el brasileño es diestro y su pierna izquierda le sirve para apoyarse. Así que mucho me temo que en esa demarcación Militâo esté destinado a pasarlas canutas cada vez que se enfrente a equipos que intenten explotar sus debilidades. Ojalá no sea el PSG el primero que se aproveche de semejante bicoca. Tampoco le favorece, la verdad sea dicha, que tenga que depender de Marcelo como lateral.
El 27 de febrero de 2019, en un partido Madrid-Barcelona correspondiente a la Copa del Rey, dije que Vinícius no le metía un gol ni al arco iris. Pese a que se había convertido en una atracción para innumerables madridistas. Y di las explicaciones correspondientes. Desde entonces he observado atentamente la evolución del jugador. Y no creo que haya todavía motivo alguno para celebrar el nacimiento de un estrella. Quien escribe lo ve aún como un joven inquieto, bullicioso, afanoso... Que se ataca de los nervios cuando le corresponde introducir el balón en la red. Y entonces me recuerda, válgame la comparación, a ese novillero pinturero, con detalles de torero grande, que no corta las orejas porque falla lamentablemente a la hora de ejecutar la suerte suprema.
Ansu Fati. Su debut ante el Betis fue una alegría incluso para quienes las derrotas del equipo azulgrana nos mejoran los alifafes. Nos dijeron que la criatura tenía dieciséis años. Pero en el terreno de juego daba la impresión de que era un veterano consumado como jugador. Yo me imagino que Valverde, tan buen entrenador como decidido y valiente cuando se trata de tomar decisiones complicadas, le dijo el primer día: "Sitúate en aquella zona y haz lo que vienes haciendo en los partidos con los juveniles". Y Ansu Fati asumió el consejo y puso el Camp Nou boca abajo. Ayer, ante el Valencia, el chaval convirtió el estadio blaugrana en un manicomio. Debido a que se le ocurrió destrozar al Valencia en menos que canta un gallo. Algo que sólo está alcance de Messi. Los niños prodigios, y Ansu Fati lo es, suelen quedarse a mitad de camino. Asi que alguien tendrá que dirigirlo con el tacto suficiente para que se instale durante mucho tiempo en el sitio de los elegidos.
El 27 de febrero de 2019, en un partido Madrid-Barcelona correspondiente a la Copa del Rey, dije que Vinícius no le metía un gol ni al arco iris. Pese a que se había convertido en una atracción para innumerables madridistas. Y di las explicaciones correspondientes. Desde entonces he observado atentamente la evolución del jugador. Y no creo que haya todavía motivo alguno para celebrar el nacimiento de un estrella. Quien escribe lo ve aún como un joven inquieto, bullicioso, afanoso... Que se ataca de los nervios cuando le corresponde introducir el balón en la red. Y entonces me recuerda, válgame la comparación, a ese novillero pinturero, con detalles de torero grande, que no corta las orejas porque falla lamentablemente a la hora de ejecutar la suerte suprema.
Ansu Fati. Su debut ante el Betis fue una alegría incluso para quienes las derrotas del equipo azulgrana nos mejoran los alifafes. Nos dijeron que la criatura tenía dieciséis años. Pero en el terreno de juego daba la impresión de que era un veterano consumado como jugador. Yo me imagino que Valverde, tan buen entrenador como decidido y valiente cuando se trata de tomar decisiones complicadas, le dijo el primer día: "Sitúate en aquella zona y haz lo que vienes haciendo en los partidos con los juveniles". Y Ansu Fati asumió el consejo y puso el Camp Nou boca abajo. Ayer, ante el Valencia, el chaval convirtió el estadio blaugrana en un manicomio. Debido a que se le ocurrió destrozar al Valencia en menos que canta un gallo. Algo que sólo está alcance de Messi. Los niños prodigios, y Ansu Fati lo es, suelen quedarse a mitad de camino. Asi que alguien tendrá que dirigirlo con el tacto suficiente para que se instale durante mucho tiempo en el sitio de los elegidos.
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