El Madrid lleva ya mucho tiempo queriendo ganar sus partidos saltándose a la torera la disciplina que requiere este juego. Anarquía tantas veces denunciadas por este modesto opinante. El desordenado juego del Madrid se hizo crónico. Y los malos resultados se fueron produciendo ante el pesar de sus innumerables seguidores. Hubo momentos desoladores: la derrota ante el Ajax y, por si fuera poco, la última en el Parque de los Príncipes. Así que la victoria del equipo blanco -ayer vestido de color menta- en el Pizjuan, ha hecho vibrar de entusiasmo a sus seguidores. Pero uno, que es poco dado a echar las campanas al vuelo, no duda en recurrir a ese pero adversativo tan español y que se le suele adjudicar a los motejados como aguafiestas.
El pero consiste en recordar que los males crónicos no desaparecen en un amén. Maxíme cuando casi todos los componentes de la plantilla del Madrid han ido, con el paso de los años y de los logros conseguidos, adquiriendo hábitos perjudiciales. De los que fueron contagiándose los que se iban incorporando. Así que las malas costumbres están aferradas al carácter de los futbolistas como los murciélagos asidos a las paredes. El trabajo de ZZ, por tanto, debe estar encaminado a que en su equipo vuelva a imperar la organización y la disciplina en los marcajes. Y que cada cada cual corra acorde con sus condiciones físicas. Y, por encima de todo, repartir misiones concretas tanto individuales como generalizadas. De no ser así, el Madrid seguirá dando dos de cal y tres de arena.
El Sevilla, con más jugadores ocupando el mediocampo que su rival, fue incapaz de dominar a un Madrid en el cual James volvió a trabajar a destajo. Demostrando sus deseos de corresponder a la segunda oportunidad que se le ha ofrecido, por necesidades conocidas, de hacerse un sitio en la plantilla. Y a ser posible como titular. Pero lo ocurrido ayer no debe servir de referencia. Y me explico: James es el mejor mediapunta con que cuenta Zidane. Y en esa demarcación sería letal en muchos partidos. Vamos, que no hay por qué encomendarle la tarea de que juegue por una banda hasta que se le fundan los plomos de la lucidez. Y el técnico aproveche esa circunstancia para ponerlo de mirón en el banquillo.
Mi redoble de tambor en relación con las cualidades y defectos de Sergio Ramos es conocido por quienes me leen. Los partidarios del 'Gran Capitán' están convencidos de que yo le tengo ojeriza, inquina, tirria..., a quien es un magnífico futbolista. Y se equivocan de pe a pa. Ahora bien, nunca dejaré de emitir mi parecer acerca de cuestiones relacionadas con la demarcación que viene ocupando. La cual es la menos idónea para él. Es más, he venido insistiendo que su vida deportiva sería más longeva y rentable si alguien decidiera situarlo como central por la derecha. Por razones obvias y que está al alcance de cualquier profesional que se precie. Ayer, en el Pizjuán, Ramos tuvo la suerte de que a su izquierda estuviera Mendy. Cuya actuación fue impecable. Pues por esa banda el equipo hispalense fraguó sus victorias contra el Madrid en las últimas temporadas.
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