La defensa del Madrid es tan endeble como para que cualquier equipo, por muy inferior que sea, tenga la certeza de que está capacitado para marcarle goles al equipo dirigido por Zinedine Zidane. Quien, además, suele tomar decisiones que agravan aún más un problema cuya cronocidad no admite discusión alguna. Las de hoy han sido lamentables. De ellas se aprovechó el Levante. Que hubiera empatado un partido, que iba perdiendo (3-0), de no haber sido por una extraordinaria intervención de Courtois cuando el encuentro estaba dando las boqueadas.
Pero conviene decir, cuanto antes, que la primera parte del Madrid fue muy buena. Y pudo obtener más goles de los logrados por Benzema y Casemiro. Tantos que llegaron a raíz de que el equipo merengue se hizo dueño de la situación. Lo que sucedió cuando ya se habían jugado veinte minutos, más o menos. Tiempo suficiente, eso sí, para que se atisbara en alguna que otra ocasión la fragilidad defensiva de los locales. Sobre todo por las bandas. Debido a que la falta de coordinación entre centrales y laterales es palpable.
El dominio del Madrid se basaba en el buen juego de Kroos y sobre todo en la labor desarrollada por James. El colombiano dio todo un curso de cómo se debe jugar como mediapunta. Me explico: ocupó la zona por donde se movía Wukcevic: mediocentro que ayudaba a sus centrales. A quien vigilaba de cerca cuando el equipo granota estaba en posesión del balón. En cambio, cuando la pelota era de los suyos, Jamés buscaba con celeridad el marco contrario con pases precisos y tiros desde la media distancia.
El jugador repudiado por ZZ, durante mucho tiempo, actuó con una claridad meridiana. Jamás intentó desmarcarse por sistema. Mal que induce al abandono de un espacio bueno para adentrarse en otro peor. Tampoco se perdió en regates absurdos ni en conducciones ni retenciones del balón. Y, por si fuera poco, corrió sin descanso desde principio a fin. En una palabra: James cumplió perfectamente con el cometido que suele avalar a los delanteros que se sitúan por detrás del compañero más adelantado. En este caso, Benzema.
De Benzema se pueden decir muchas cosas y todas buenas. Pues sería pecar de ingrato si no opinara que, desde hace ya mucho tiempo, viene siendo la figura destacada de su equipo. Hoy ha vuelto a brillar con luz propia. Impecable su remate de cabeza con que marcó el primer gol. También el segundo fue de bella factura. Ambos llegaron en centros de Carvajal y James. Extraordinarios, por cierto. A Zidane, cuando el partido parecía resuelto, se le ocurrió hacer unos cambios erróneos. Y el Madrid volvió a demostrar que la defensa sigue siendo un coladero.
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