Hubo un tiempo en que cuando salía a relucir el nombre de nuestro presidente lo primero que destacaban de él es su modestia. Y yo que me ufanaba de conocerlo bien, porque le había tratado en una época donde ya daba muestras evidentes de cómo era el personaje, me reía por lo bajini. Y, a renglón seguido, decía para mí: ese halago le debe sentar peor que a mí un sombrero de ala ancha. Pues enterado estaba Juan Vivas de lo que un día dijo el inolvidable Toni Leblanc: "La modestia es la virtud de los tontos". Y nuestro presidente es más listo que Lepe.
Además de listo, nuestro personaje se reveló muy pronto como un tipo educado, agradable, moderado, simpático, prudente... Cuando me lo presentaron, hace ya la tira de tiempo, me percaté de que tenía una habilidad notable en el manejo de las ambigüedad; para no dar a nadie cobijo definitivo en sus pensamientos y acciones. Pues era consciente de que en la vida no se logran las aspiraciones empleándose en línea recta. Y sus pretensiones eran muchas.
A principio de los ochenta, me di cuenta de que cuanto decía JV iba acompañado con una cara de buena persona que invitaba a creerle a pie juntillas. Sin sombra de duda. Y, claro es, vendía su producto de maravilla. Y uno, que venía ya de vuelta de ciertas cosas, cometió el error de ponerse a su disposición, convencido de que los acuerdos convenidos se llevarían a cabo. Aun sabiendo que él no estaba aún en el sitio justo para decir la última palabra.
A partir de ahí nuestras buenas relaciones se hicieron añicos. Mi desconfianza hacia JV fue a más. Entendí perfectamente que cualquier tarea que emprendiéramos estaba condenada al fracaso. Podría contar algunas anécdotas que causarían sorpresa. Muchas de ellas como entrenador de la Agrupación Deportiva Ceuta o como director de la Escuela de Fútbol perteneciente al Instituto Municipal de Deportes. Pero ya no me place.
Juan Vivas, a quien he alabado en muchas ocasiones y criticado acerbamente en otras, lleva más de tres lustros como presidente de esta ciudad. Algo que no creo que nadie sea capaz de repetir. Y pasará a la historia con los aciertos y errores. Que de todo ha habido en su trayectoria como primera autoridad de esta tierra.
Ahora bien, lo lamentable es que se esté celebrando la construcción de dos ascensores en distintos puntos de unas playas céntricas, como el mayor logro de sus dieciocho años como presidente. Tengo la certeza de que esas declaraciones le habrán causado grima a un personaje que ha luchado denodadamente por ser un 'político de fuste'. A veces, muchas veces, la vida es injusta.
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