Cristiano Ronaldo, James, Isco y diviértanse

De la soledad del entrenador se ha escrito y se ha hablado mucho por parte de quienes nunca fueron técnicos. Cabe decir, por tanto, que conocieron de oídas lo contado. Quien escribe puede dar fe de que el banquillo es un potro de tortura que va horadando la salud de quien decide sentarse en él. Es un cargo donde las responsabilidades apenas permiten disfrutar de los triunfos. Situación que va agriando el carácter de la persona que siempre será el objetivo de las críticas acerbas. Aun así, está obligado a soportarlas con la sonrisa en los labios... Todo un ejercicio de estoicismo. Es lo que Zinedine Zidane ha venido haciendo hasta ahora. Menos mal que en momentos complicados, como lo ha sido la pretemporada, el entrenador del Madrid ha recibido un soplo de aire fresco que le habrá insuflado ánimos suficientes para no decaer en su tarea. El autor de ese cometido ha sido Cristiano Ronaldo. Las declaraciones de la estrella portuguesa, alabando a ZZ, son dignas de encomio. 

Paco Capilla, madridista fetén, cuando tiene dudas no se corta lo más mínimo en recabar mi opinión acerca de cuestiones relacionadas con su equipo, que también lo es mío. En esta ocasión, quiere saber si James es superior a Isco o viceversa. Y le digo, más o menos en broma, que me pone en un brete. Pero no dudo en responderle así: el juego del malagueño me recuerda a ese orador que abusa de los circunloquios para terminar diciendo una obviedad. El jugador español necesita de muchos rodeos, giros y gambeteos para hacerse notar. En su repertorio prima la cabriola, el regate en corto, el pasecito horizontal, la triangulación en el centro del terreno e ir de un lado para otro sin ton ni son. Acciones que no conducen a nada. Si acaso producen un cierto atractivo visual; pero esto desgraciadamente no es lo que distingue a un mediapunta o segundo delantero. James tiene una zurda de caoba. Marca goles. Y es capaz de mejorar con sus asistencias a los delanteros. 

Hay entrenadores que han dado en la manía de decirles a los futbolistas tenidos por habilidosos: "Diviértanse, disfruten durante el partido...". Lo cual no deja de ser una solemne majadería. "Pamplinas... de la Plaza Mina". Es lo que diría un gaditano a media vuelta de manivela. Es decir, nada más oír semejante paparrucha. Algunos técnicos no se han enterado aún que los deportes agonísticos no admiten el divertimento y sí exigen tenacidad, voluntad y espíritu de sacrificio. En el combate, y el deporte rey lo es, no hay tiempo para divertirse sino para luchar denodadamente hasta conseguir la victoria. Que es la mejor recompensa para recuperarse de los esfuerzos y así poder celebrar logros. A propósito, cuando Neymar ha montado el numerito -circense- se ha ganado la ira de sus rivales y la censura de la prensa en general.