Tachar a Zidane de irresoluto por las decisiones que viene tomando durante la pretemporada, no creo que sea motivo para que se me tilde de antimadridista. Aunque siempre soportaré mejor ese anti de oposición que ser tenido por un palmero a tiempo completo. Que los hay. Y además ejercen en periódicos deportivos de tirada nacional.
ZZ conoce perfectamente cómo funciona el Madrid. Verdad de Perogrullo. Por lo que me resulta inexplicable que a estas alturas sus indecisiones, inseguridades y vacilaciones sean más que su confianza en el trabajo que se le ha encargado: formar un conjunto donde prime la disciplina táctica y el estilo de juego vaya en consonancia con la categoría del club más laureado del mundo. Y ganar, ganar y ganar.
Yo creo que el entrenador blanco aún sigue acusando lo ocurrido frente al Atlético de Madrid. Los siete goles recibidos serán siempre la cruz futbolística del técnico francés. Desde entonces no ha conseguido pensar bien. Lo cual le ha llevado a depositar su confianza en futbolistas que han ido a menos. Verbigracia: Marcelo. Y, claro, busca soluciones para no prescindir de él. Aunque tenga que alardear de tozudez.
Ganar tres Champions League, una Liga, una Copa del Rey y otros títulos no está al alcance de cualquier entrenador. Por más que éste lo sea del mejor equipo del mundo. Pero tales logros no impiden meteduras de pata. Y ZZ no iba a ser la excepción. Así que sus errores han salido a la palestra en esta su segunda etapa en el banquillo. Ayer, en el partido frente al Red Bull Salzburgo, recurrió nuevamente a jugar con tres centrales. Improvisando un sistema táctico sin los jugadores apropiados.
Ganar tres Champions League, una Liga, una Copa del Rey y otros títulos no está al alcance de cualquier entrenador. Por más que éste lo sea del mejor equipo del mundo. Pero tales logros no impiden meteduras de pata. Y ZZ no iba a ser la excepción. Así que sus errores han salido a la palestra en esta su segunda etapa en el banquillo. Ayer, en el partido frente al Red Bull Salzburgo, recurrió nuevamente a jugar con tres centrales. Improvisando un sistema táctico sin los jugadores apropiados.
El Madrid, perdonen mi redoble de tambor, tiene cuatro centrales. Y todos son diestros. Varane, Ramos, Nacho y Militâo. Todos ellos necesitan coberturas de los mediocentros cuando los laterales sean desbordados o se dediquen a atacar por sistema y sin ánimo alguno de regresar con celeridad a su demarcación. El jugar con tres centrales dicen que es la solución para que Hazard defienda poco y sobre todo para que Marcelo juegue a su aire. Pues así podría actuar hasta los cincuenta años. Argumentar esa opinión me parece imposible.
El Madrid, si Zidane decide distribuir a sus hombres bajo el dibujo de 1-3-5-2 y al revés, necesita con la mayor brevedad el fichaje de un zaguero zurdo. Pues ni Nacho ni Militâo lo son. Hubo una época en la que Nacho ocupaba esa banda con inteligencia: ocultaba sus defectos y aprovechaba sus virtudes. Formalidad en su juego que lo hacía casi imprescindible. Pero lleva ya mucho tiempo sin dar la talla.
¿Dónde va a encontrar ahora el Madrid a un central zurdo en el mercado? Cuando los equipos buscan a tales especialistas y no los encuentran. Y, cuando surge uno, cuesta una pasta gansa. El Atlético de Madrid tuvo la suerte de que algún técnico del Madrid no viera con buenos ojos a Mario Hermoso y decidiera vendérselo al equipo rojiblanco por un precio módico. Ese técnico debería purgar sus culpas durante muchas temporadas.
¡Ah!, tomen nota: a Casemiro, como escudo de la defensa, le gusta muy poco acudir a la banda izquierda a prestar ayudas y coberturas. Puesto que, siendo derecho y por su constitución, tiende a ser mejor guardaespaldas desde el centro del campo hacia atrás y hacia la derecha. Así que Éder Militâo ya puede encomendarse a todos los santos habidos y por haber.
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