Tras la ceremonia en la iglesia comenzó la fiesta para todos los que fuimos invitados. La cual transcurrió por cauces extraordinarios. Irreprochable servicio y atención a los asistentes en el local designado. Las mesas fueron adjudicadas a personas con vínculos familiares o con contrastadas relaciones de amistad. Para que nadie se sintiera extraño o cohibido durante la cena. Vaya desde aquí mi felicitación a los contrayentes: Sara y Borja.
Confieso que nunca fui yo muy dado a compartir celebraciones como la reseñada. Pero con el paso del tiempo he ido asimilando lo necesario que es para la salud asistir a esa clase de cuchipanda en la que se habla de todo y se recuerdan tiempos pasados... Tal vez impregnados de excesivas añoranzas de lo que fuimos o dejamos de ser.
Pronto salió a relucir el inevitable tema de los años cumplidos. Y a mí se me ocurrió decir que solo hay dos clases de personas: los vivos y los muertos. Y que hay que vivir el presente por encima de todo. Condición indispensable para seguir manteniendo la costumbre de vivir. Actitud tan necesaria, o más, que la ingesta de pastillas variadas para combatir los alifafes que nos va ocasionando la implacable naturaleza.
Quienes llevaban tiempo sin verme, quisieron saber cómo he conseguido ponerme tan afilado. Es decir, que notaron nada más mirarme los kilos de menos que tengo. Y a todos les contesté lo mismo: privándome de cosas suplerfuas... Porque por muy andariego que se sea, y uno lo es, no basta para rebajar peso. Fue entonces cuando alguien, no exento de gracia cultivada, se dirigió a su esposa para piropearla de tal guisa:
-Hay gorduras feas y las hay bonitas... Como es la de mi mujer.
Y ella, mujer repleta de saberes y preñada de ironía, respondió al requiebro:
-El amor es ciego...
Las risas de los componentes de la mesa se debieron oír hasta en los chirlos mirlos. O sea, donde el viento da la vuelta. También se habló de la diferencia de carácter existente entre flacos y gordos. Pero ese es asunto que trataremos otro día con más tranquilidad. No vaya a ser que alguien se moleste. Ahora lo que más me complace es dejar constancia de lo mucho que disfrutamos en la fiesta de la boda de Borja con Sara.
Frase
"La vida es siempre corta; la única habilidad loable es hacerla más ancha".
Frase
"La vida es siempre corta; la única habilidad loable es hacerla más ancha".
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