Recuerdo que tras empatar en Valladolid, un equipo entrenado por mí, me preguntaron en la sala de prensa del viejo estadio José Zorrilla, si el resultado obtenido me colmaba de satisfacción. Puesto que el punto logrado valía en esa fecha un Potosí. Y contesté así: mi contento radica en saber que ahora los aficionados de mi equipo están como unas castañuelas... Sentimiento que me acompañó durante todos los años que le dediqué a la profesión.
Identificarse con un equipo, a edad temprana, lleva consigo la certeza de que uno seguirá siendo de ese club hasta el último día de su vida. Las victorias serán siempre tan celebradas como balsámicas. Y las derrotas harán mella en nuestro ánimo. Verdades incuestionables. Ser del Madrid o del Barcelona, del Betis o del Sevilla está muy bien. Pero siempre que la pasión no ciegue el conocimiento de quienes decidieron elegir como suyos esos escudos.
Quien escribe es del Madrid desde que vestía pantalones cortos. Sí, ya sé que lo he dicho en no pocas ocasiones. Pero tampoco es menos cierto que los hay convencidos de que eso no es así. Y no cesan de alegar en mi contra las opiniones ásperas, agrias, desagradables... Que suelo publicar acerca del equipo dirigido por Zidane. Sin caer en la cuenta de que ser del equipo blanco no es motivo suficiente para decir amén a todo.
Al grano: tras desprenderse el Madrid de Marcos Llorente, muchos madridistas -servidor entre ellos- creyeron conveniente ponerle peros a esa decisión. Por considerar que el jugador tiene muchas cualidades para haber seguido formando parte de la plantilla blanca. Tampoco entendímos, y me sirvo del plural mayestático, la salida de Reguilón. Veamos: yo he visto jugar varias veces a Ferland Mendy en el Olympique de Lyon. Y debo decir que me causó una buena impresión. Por consiguiente, puede que su fichaje haya sido un acierto.
Ahora bien, tras tomar esa decisión, me pregunto: ¿acaso no hubiera sido conveniente traspasar a Marcelo y dejar a Mendy disputarse el puesto con Reguilón? Cuya corta trayectoria en el primer equipo le permitió demostrar que el tan cacareado miedo escénico que se le achaca al Bernabéu se lo pasó él por la taleguilla. Lo cual no es moco de pavo. Y, por si fuera poco, ayer hizo Mario Hermoso su presentación en el Wanda Metropolitano.
Me explico: el Madrid, desde hace ya mucho tiempo, necesita un central zurdo. Verdad es que escasean cada vez más los jugadores especialistas en esa demarcación. Y los pocos que van destacando los acapara Monchi, director deportivo del Sevilla. Que luego los suele traspasar al Barcelona o al Manchester City. Pues bien, el Madrid se ha desprendido de Mario Hermoso. A eso se le llama ser generoso. Máxime cuando todos sus centrales tienen la pierna izquierda de palo.
Me explico: el Madrid, desde hace ya mucho tiempo, necesita un central zurdo. Verdad es que escasean cada vez más los jugadores especialistas en esa demarcación. Y los pocos que van destacando los acapara Monchi, director deportivo del Sevilla. Que luego los suele traspasar al Barcelona o al Manchester City. Pues bien, el Madrid se ha desprendido de Mario Hermoso. A eso se le llama ser generoso. Máxime cuando todos sus centrales tienen la pierna izquierda de palo.
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