Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 8 de mayo de 2019

¡Ay de los vencidos!


Pedir cotufas en el golfo es frase muy antigua y se aplica  a todo aquel que pide cosas imposibles, como sucedería a quien habiéndose embarcado sin cotufas se le antojara encontrarlas en alta mar,  siendo así que la especie de juncia que produce esta frutilla, nace, como todas las de su familia, a orillas de los pantanos.

Tan imposible como encontrar cotufas en el golfo era que el Liverpool eliminara al Barcelona de la Champions League. Máxime cuando Lionel Messi repetía una y otra vez que estaba deseando ganar "esa copa tan linda". De hecho fue la estrella argentina quien impuso su autoridad para batir al equipo inglés en el primer partido. 

El rotundo tres a cero logrado por el conjunto azulgrana dejaba la eliminatoria sentenciada. A pesar del magnífico partido jugado por el equipo dirigido por Jürgen Klopp en el Camp Nou. Yo no creo, pues, que al técnico alemán se le hubiera ocurrido decirle a sus jugadores que hacerle cuatro goles al Barcelona era posible. Pues éstos se hubieran reído en su propia cara.

El Liverpool, además, acudía a la cita menguado por estar lesionados jugadores de la talla de Salah, Firmino y Keita. Y, por si fuera poco, Van Dijk, extraordinario central, daba muestras evidentes de estar padeciendo de alguna dolencia. Es decir, que así se las ponían a Fernando VII. Pero el Barça más que pecar de indolencia lo que puso de manifiesto es que cuando se le presiona, Busquets es cada vez más frágil como escudo de la defensa. 

Quien escribe ha venido diciendo desde hace ya tiempo que el mediocentro azulgrana se pierde si su equipo es dominado. Y no digamos nada cuando, como ayer por la noche, el equipo inglés no dejó de presionar, atosigar, importunar, acosar... a sus rivales hasta la extenuación. Lo que no entiendo es cómo Valverde dejó transcurrir el tiempo esperando un golpe de fortuna para salir airoso de tan mal trance.

Es cierto que Messi se pasó el tiempo hurgándose la nariz. Y, cuando eso sucede, uno se percata inmediatamente de que el argentino está en Babia. Y, naturalmente, brilla por su ausencia. Quizá porque cree conveniente delegar en Luis Suárez para que éste se luzca. No en vano comparten mate y dan pruebas evidentes de ser amigos de verdad. En realidad, forman un tándem extraordinario. Pero ayer dieron un recital de desaciertos incomprensibles.

En fin, que el desastre azulgrana en Anfield será recordado durante años y años. Y, desde luego, mentiría si no dijera que la hazaña del Liverpool ha causado la lógica alegría entre los partidarios del Madrid. ¿Qué diré alegría? Alborozo, enardecimiento serían palabras más justas, o exultación. ¡Ay de los vencidos!


  

  







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