Apuntes sobre las elecciones en Ceuta

Las encuestas decían que el Partido Popular estaba abocado al desastre en las urnas. Los ciudadanos le auguraban lo peor. Tras haber estado 18 años gobernando con mayorías absolutas. Una auténtica desgracia que se reflejaba en los rostros de quienes viven de la política bajo estas siglas. Un señor del PP, de toda la vida, me decía fechas atrás, ojalá saquemos siete u ocho diputados. El PP sacó nueve. Es decir, que fue el partido más votado. Y, semejante resultado, desató la emoción en la sede de Ainara. Donde Mabel Deu lloró a lágrima viva. Menos mal que mi estimado Mohamed Chaib acudió presto a consolarla. La foto debe conservarse en sitio privilegiado.

El Partido Socialista se ha mostrado ufano por los siete diputados conseguidos. Y lo ha hecho recordando los muchos años que ha estado sumido en la pesadumbre por los malos resultados que obtenía. Uno sigue creyendo que Manuel Hernández Peinado ha perdido una inmejorable ocasión para haberse ganado en las urnas la presidencia. Le ha faltado al candidato socialista ese herbor de ganador que es tan necesario como difícil de conseguir. Ese aura de político capaz de vender su amistad con el presidente del Gobierno de España para bien de Ceuta. Así que no tengo ningún inconveniente en redoblar el tambor: Manuel Hernández ha pecado de sobriedad. Y no ha sido capaz de generar ilusión. 

El éxito de VOX es incontestable. Ahí es nada presentarse en la Asamblea con seis diputados. A mí se me ocurre compararlo, aunque todo lo taurino esté mal visto en estos momentos, a ese torero que se presenta en Las Ventas del Espíritu Santo (Madrid), huérfano de experiencia, y logra salir a hombros por la puerta grande. Debo decir que yo nunca he cruzado palabra alguna con Carlos Verdejo y Juan Sergio Redondo. Lo cual no es óbice para que valore lo que han conseguido. Otra cosa es que esté de acuerdo con  algunas de sus declaraciones durante la campaña. Pero tampoco es menos cierto que tales denuncias suelen quedarse luego en agua de borrajas.

Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (El MDyC) ha perdido un escaño. Tenía tres y ha logrado dos. Inesperado varapalo para Fatima Hamed. Jefa de un partido necesario en esta ciudad. Señora preparada, hecha a sí misma, y con dotes de mando. Supo irse en el momento oportuno de Coalición Caballas y desde entonces ha ido adquiriendo la experiencia necesaria para saber de qué va la cosa. Lo cual no es moco de pavo. La pérdida de un diputado no debería desanimarla. Pues sus dos escaños le permitirán seguir clamando en favor de dotar a Ceuta de necesidades indispensables para sus habitantes. Sí, ya sé que lo ha venido haciendo... Pero a partir de ahora debe redoblar sus esfuerzos. 

Caballas. Fracaso rotundo de una coalición situada ya en la ladera conducente a su despeñamiento. Lo cual no deja de ser la antesala de su desaparición. Más o menos como le pasó al PSPC liderado, en su momento, por Juan Luis Aróstegui. De quien no diré ni pío. Pues no hay que cebarse con los derrotados. Lo cierto es que las urnas han dejado a Mohamed Alí solo ante el peligro de una Asamblea donde su palabra será casi siempre combatida. Hasta que opte por mantener un silencio permanente. Así que tendrá tiempo de reflexionar sobre los errores cometidos. Y de condolerse, sin duda alguna, por haber tirado por la borda una carrera política a la que accedió con enormes muestras de agrado por parte  del respetable. Ah, se me olvidaba decir que Caballas ha perdido tres diputados. Contaba con cuatro.

Ciudadanos ha desaparecido de la escena política. Con su diputado, o sea, del que era, nunca crucé palabra ni saludo alguno. Así que me reservo la opinión que me merecía el señor Varga como político.