Mis tres errores

Zinedine Zidane -y lo dije nada más conocer que renunciaba a seguir entrenando al Madrid por cansancio- se ha pirado porque está convencido de que es necesario emprender la renovación de una plantilla cuyos éxitos europeos sirven de buena capa para tapar los problemas que anidan en algunos jugadores. Quienes habían sido incapaces de rendir en La Liga Santander. Y el técnico francés ha creído conveniente eludir semejante responsabilidad. Puesto que semejante tarea es, además de complicada, dura en cuanto a que exige prescindir de los sentimientos al encargado de abordarla. 

Mi parecer, entonces, tal vez preñado de intuición, fue perdiendo credibilidad en mi interior, a medida que pasaban los días y ZZ seguía descansando. Prueba evidente, decía para mis adentros, de que habrá desechado algunas proposiciones adecuadas al extraordinario historial que ha logrado, en tan corto espacio de tiempo, dirigiendo al Madrid. Aunque una duda, la verdad sea dicha, me asaltaba: ¿se puede uno cansar de estar en el mejor club del mundo, sabiendo que goza de tanto crédito? Y además me convencí de que el ganador de tres Champions League seguidas tardaría en regresar a la Casa Blanca.

Pero volví a equivocarme. Pues siete meses después de renunciar a su cargo, Zidane llegaba a un acuerdo con Florentino Pérez para ocupar el sitio de Santiago Hernán Solari; sustituto que había sido de Julen Lopetegui. Y con el Madrid eliminado de todas las competiciones. Y lo hizo dando muestras visibles -con sus declaraciones- de que llegaba para perdonar a todos los jugadores que estaban sometidos a una especie de ostracismo inmerecido. Y, aunque no lo mencionara, supuse que estaba acusando del hecho al compañero destituido.  

En ese preciso momento, debido a que hubo intelectuales de la pluma futbolística que escribieron acerca de la bondad de ZZ para zaherir a Solari, tratando a éste de resentido, rencoroso y otros calificativos por el estilo, deduje que el regreso de ZZ se había producido porque estaba completamente seguro de que los jugadores se juramentarían no sólo para ganar todos los partidos que quedaban de La Liga Santander sino que, además, harían todo lo humanamente posible para dar espectáculo. Teniendo en cuenta que el equipo se había enfrentado ya a los rivales más encopetados. ¡Que si quieres arroz, Catalina! Así que cometí el tercer error...

Zidane no ha conseguido, aun conociendo perfectamente a la plantilla, ninguna mejora en el juego de su equipo. Por más que haya tratado de rescatar a quienes no eran titulares con Solari. A partir de ahora, aunque con un calendario accesible, Zidane deberá llegar al convencimiento de que hay jugadores que nunca más rendirán acordes a las exigencias del Madrid. Por más que den algunos coletazos de querer y no poder. O incluso de resurrección momentánea. En fin, que a ZZ le espera una tarea titánica. Ojalá no salga chamuscado antes de tiempo.