Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 12 de febrero de 2019

El problema catalán

Joan Tardá (político y profesor de secundaria español, diputado del Congreso de Ezquerra Republicana de Cataluña, cuyo independentismo es harto conocido) dijo la semana pasada, durante su intervención en un debate televisado, que si les resultara imposible lograr la independencia en estos momentos, está seguro de que sí la conseguirán los jóvenes que vienen asumiendo ese legítimo derecho. Es decir, que es una cuestión de tiempo, paciencia y adoctrinamiento

Y su certeza está basada en que ellos, los independentistas, manejan a su antojo la educación de los niños. Aprovechándose de que tienen concedida la competencia en esa materia. La cual les permite a los maestros hacer proselitismo político. A no enseñarles a respetar las opiniones de los demás, a convivir respetando, porque la razón nunca es absoluta. Es ahí donde está el quid de la cuestión. O sea, la raíz de un asunto que trata de romper la unidad de España. 

El problema catalán se entiende mejor, y no es la primera vez que lo digo, si uno es capaz de coger el pesado volumen de las obras de Ortega y Gasset y acceder presto a leer su ensayo, titulado Particularismo. Donde lo primero que nos dice es que España está enferma de particularismo. El cual se desata cuando a principios del siglo XIX se separan las grandes provincias ultramarinas, y a fines de él, las colonias de América y Extremo Oriente.

En 1900 es cuando se empieza a oír el rumor de regionalismos, nacionalismos... Un triste espectáculo. La teoría nacionalista, la esencia del particularismo -sigue diciendo don José Ortega y Gasset) es que cada grupo deja de sentir a sí mismo como parte y, en consecuencia, deja de compartir los sentimientos de los demás. Y es así, porque cuanto sufra el vecino no les importa a los demás medios nacionales. En cambio, es característica de este estado social la hipersensibilidad para los propios males. Caso de Cataluña y el País Vasco. 

En fin, que a nuestro filósofo y ensayista no le quedó más remedio, tras haber defendido la lengua catalana y hacerse presente en la Ciudad Condal en otras manifestaciones, que reconocer públicamente que a Cataluña había que conllevarla. Eso sí, no se olvidó de recordarles a los catalanes que también ellos nos debían conllevar. Pero, según mi parecer, los independentistas siguen sin poder soportar a los españoles. Y ese odio mortal es transmitido de padres a hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.