Cabía esperar que el Deportivo Alavés se presentara en el Bernabéu con todos sus hombres replegados intensamente. Máxime cuando el equipo entrenado por Abelardo, debido a problemas varios, había dejado de ser ese conjunto que tan buenos resultados había logrado durante gran parte de la primera vuelta. Así que a mí no me sorprendió en absoluto el muro defensivo que el técnico asturiano colocó delante de Pacheco.
Lo que sí me me extrañó es que Santiago Hernán Solari, que está dando muestras evidentes de conocer el oficio de entrenador, no cayera en la cuenta de que ante semejante muralla necesitaba hacer una alineación donde figurara un delantero centro capaz de fajarse con los centrales mientras Benzema podía muy bien haberse dedicado a jugar como lo viene haciendo. Pero tampoco es menos cierto que a veces los técnicos huyen de los experimentos como gato escaldado del agua fría huye.
El medio campo del Madrid, a pesar del dominio que ejercía de la situación, no funcionaba en la medida que requería el penetrar por los pocos espacios que dejaban los jugadores vitorianos. Y la razón era bien sencilla: Modric no tenía su noche, Ceballos se empeñaba en querer hacer muchas cosa a la vez, y Casemiro no es el más indicado para dirigir el juego de ataque desde esa parcela. Por lo que durante muchos minutos tuvo que ser Sergio Ramos quien tratara de enlazar con los delanteros, mediante pases largos. Sin que dieran resultado.
De Sergio Ramos se puede decir que, cuando no juega Marcelo, su rendimiento defensivo es francamente bueno. Y es que Reguilón no le obliga a tener que estar pendiente de las coberturas que le exige el lateral brasileño por su forma de entender el juego. Reguilón y Vinicius fueron los que forjaron la jugada del primer gol marcado por Benzema. A Vinicius lo buscaron todos sus compañeros. Bale, en cambio, apenas tuvo participación en el juego. Por lo que hubo momentos en los que parecía estar ausente de cuanto ocurría en el césped. Eso sí, por su lado pasaba a cada paso Odriozola como si fuera un galgo...
A medida que pasaba el tiempo, el Alavés veía la posibilidad de empatar el partido. Pero no acertó en las dos o tres ocasiones en que sus jugadores pudieron batir a Courtois. Quien no falló fue Vinicius al rematar una jugada trenzada entre Isco y Marco Asensio. El tercero lo marcó Mariano. Gol extraordinario por su ejecución. Que le habrá valido para serenarse y que podamos ver al Mariano que destacaba sobremanera en el Olympique de Lyon.
En fin, victoria del Madrid, que no debe engañar a Solari. Quien tendrá que poner más que nunca sus ideas en orden. Puesto que se le avecina un calendario tan comprometido como apasionante. Y donde sus aciertos serán aireados. Aunque nunca los serán en la misma medida que las derrotas. Si ellas se producen, ojalá que no, gritarán contra él a voz en cuello.
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