Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 22 de febrero de 2019

El estilo de Setién se diluye como azucarillo en agua

Confieso haber visto muchos partidos del Betis esta temporada. Lo cual me ha permitido apreciar la calidad de su plantilla y sobre todo comprobar el extraordinario ambiente que reina en uno de los estadios donde el fútbol alcanza su máximo esplendor. Gracias a una afición entregada a su equipo en cuerpo y alma. 

Los rugidos del Villamarín son tan contagiosos como capaces de proporcionar a sus futbolistas ese 'chute' de segundo aliento tan necesario cuando ni las ideas ni las condiciones físicas responden. Así, el equipo verdiblanco ha logrado victorias épicas. Triunfos obtenidos, casi siempre, cuando prevalecieron los pases justos; esto es, ni uno de más pero ni uno de menos.

Ayer por la noche, el Rennes eliminó al Betis de la Champions UEFA League. Lo que ha generado un malestar enorme con su entrenador. Cuya soledad a partir de ahora, si acaso no pasa la elminatoria de la Copa del Rey en Mestalla, se hará cada vez mayor. Puesto que arreciarán las críticas contra un Quique Setién aferrado a ese mantra que todos conocemos: "Nuestro estilo de juego es innegociable".  

El problema del Betis, aunque parezca una contradicción, comenzó en noviembre de 2018. Creo que fue el día 11 de ese mes cuando los béticos consiguieron derrotar al Barcelona en el Camp Nou por tres goles a dos. Victoria basada en un fútbol vertiginoso de contrataque, ante un conjunto azulgrana que anduvo a la deriva en acciones defensivas. 

Semejante hazaña, pues ganar en el Camp Nou lo es, situó a Quique Setién en la cresta de la ola del fútbol español. Gracias a que todos los popes del deporte rey salieron en tromba a contarnos historias de un entrenador nacido en Cantabria y dotado de un saber táctico indecible, gracias a que jugaba al ajedrez poco más o menos como Kasparov o Carlsen.

Y ante tantos halagos, enemigos mortales del hombre, el entrenador del Betis llegó a creerse que los demás equipos jugaban como antaño; o sea, como cuando Belauste y Sabino eran estrellas. Y erró gravemente al mirar a los demás técnicos por encima del hombro. Pues bien, el Rennes, equipo no muy bien clasificado en la Ligue 1, eliminó al Betis. Y lo hizo, simple y llanamente, mediante contragolpes velocísimos. Mientras el estilo de Quique Setién se diluía como azucarillo en un vaso de agua.

 

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