Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 25 de enero de 2019

Solari, Ramos y Marcelo


Santiago Hernán Solari se hizo cargo de un Madrid que daba muestras visibles de estar en pésimas condiciones físicas; además carecía de orden y sus jugadores se estaban acostumbrando a perder. Así que la situación era tan grave como compleja la tarea que le esperaba al técnico argentino. Afrontó el envite con sosiego externo, aunque no tengo la menor duda de que la procesión le iría por dentro. Pues, como exjugador y empleado del club, conocía perfectamente la responsabilidad que debía soportar. Las pasó canutas en Eibar y también en Villarreal. Y, por si fuera poco, las lesiones fueron un azote que no ayudaba a la recuperación ansiada. Aun así, Solari no dudó en tomar decisiones impopulares pero necesarias. Cuando el técnico era el epicentro de todas las críticas, Betis y Sevilla esperaban con euforia hurgar en la herida del equipo merengue. Era, sin duda, una especie de ordalía la que le esperaba al entrenador. Y a fe que pasó la prueba de fuego con dos victorias. Practicando su equipo el estilo de juego conveniente en cada caso. No entiendo, de ningún modo, a quienes no cesan en su empeño de buscarle sustituto por el mero hecho de que no jueguen sus futbolistas preferidos.

Sergio Ramos. Nunca me he cortado lo más mínimo en decir que nunca he entendido las razones por las que el Madrid lleva tantas temporadas sin contar en la plantilla con un central zurdo de categoría. Y podría enumerar los motivos por los cuales semejante despropósito es inadmisible. Tampoco comprendo por qué Ramos, visto su peso específico en la entidad, jamás aspiró a ocupar la demarcación de central diestro, sabiendo que en esa zona todos los defectos que expone en el lado opuesto, serían subsanados. Y, lógicamente, el equipo se beneficiaría. Sí, ya sé que Varane se maneja mejor en la derecha; pero hay ocasiones, cuando juega Nacho, que no vendría mal que el capitán fuera situado en el sitio que mejor le viene a su pierna buena y sobre todo a su cintura. Cuando un entrenador puede permitirse el lujo de distribuir racionalmente a sus jugadores, no hay la menor duda de que todas sus líneas mejoran. Ayer, en el primer gol del Girona, achacable a descolocación de Marcelo, cabe decir que tampoco Ramos anduvo muy diligente. Lo cual no es óbice para reconocer la importancia de sus goles.

A propósito de Marcelo, tras ser culpable del gol marcado por el Choco Lozano, dejó entrever que nunca antes le había afectado tanto cometer un  desliz defensivo. Hasta el punto de que decidió no participar casi nada en las acciones ofensivas. Quizá preocupado en extremo por reincidir en fallos que lo han puesto en la picota. Lo cual demuestra la necesidad que tiene todo entrenador de tomar cartas en un asunto que conviene corregir cuanto antes. Creo que Solari, relegando a Marcelo al banquillo, hizo lo que debía. Y si a eso le añadimos el buen trabajo desempeñado por Reguilón, miel sobre hojuelas. Ahora bien, tampoco se trata de que Marcelo pase del todo al nada; es decir, que a partir de ahora, cuando juegue, sea un lateral estático. Ni mucho menos. Se trata de que no se sume al ataque por sistema. Y mucho menos cuando compruebe que ningún compañero está dispuesto a convertirse en un sempiterno vasallo de sus correrías. Su centro, en el gol de cabeza de Ramos, fue perfecto. Resultó ser el quite del perdón por haber cometido un grave error. Aunque hay partidos, como el que se jugará en Montilivi el jueves próximo, en que los servicios de Marcelo son prescindibles.


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