La Real Sociedad comenzó el partido atacando por el lado izquierdo del Madrid. Pues es harto conocido que Marcelo y Ramos tardan un mundo en enterarse de que la pelota ha empezado a rodar. Semejante desatención la aprovechó Merino para internarse en el área. Y allí lo derribó Casemiro: cuya condición física es pésima. Montero Munuera indicó penalti. Y Willian José batió a Courtois.
A partir de ahí el árbitro andaluz perjudicó al Madrid en dos ocasiones: no quiso ver el derribo de Rulli a Vinicius en el área, y la mano intencionada de un jugador donostiarra que debió ser sancionada con tarjeta amarilla. La cual, por ser la segunda, exigía su expulsión. Eso sí, acertó plenamente enviando a Lucas Vázquez a los vestuarios. Por dos tarjetas amarillas. Corría el minuto 60 y el Madrid se quedaba en inferioridad manifiesta.
No cabe la menor duda de que el árbitro jiennense, Montero Munuera, podrá presumir entre sus amigos de que él arbitra en el Santiago Bernabeú como si lo hiciera en el patio de su casa. En fin, que al perro flaco... ya saben ustedes lo que le sucede. Flaco servicio le está haciendo a su equipo Marcelo. Por más que Valdano dijera del brasileño: "Marcelo no negocia su estilo aunque le den palos". Y acabó diciendo que el lateral había estado impecable. Seguro que habrá alguién que ya le haya regalado las gafas correspondientes.
A pesar de ser un equipo descompuesto en todos los sentidos y carente de gol, el Madrid tuvo muchas ocasiones para batir a Rulli. Gracias a Vinicius. Cuya actuación ha llenado de esperanza a los aficionados madridistas. Su velocidad endiablada y su deseo de llegar al marco contrario, cuanto antes, han calado hondamente en el Bernabéu. Ojalá que los técnicos sean capaces de conducirlo por la senda adecuada para recoger los éxitos. Ha sido, sin duda alguna, lo único destacable del equipo merengue.
Vinicius, que había venido generando mucha expectación, nunca antes había logrado convencernos de que puede ser un futbolista excepcional. Y ha sido gracias a que su entrenador, incapaz de meter en vereda a Marcelo, por ejemplo, no ha dudado en darle la oportunidad en un partido en el que toda la prensa reclamaba la presencia de Isco Alarcón. Por cierto, me ha producido grima ver a Isco corriendo a la par de Oyarzabal. Cuando el partido estaba dando las boqueadas. Demostración palpable de que no puede ni con las botas.
En fin, que el Madrid es un equipo sin luces en estos momentos. Un conjunto desnortado. Repleto de vicios crónicos. Y por más que hoy haya tratado de poner toda la voluntad habida y por haber, amén de carecer de gol, se ha encontrado con un rival que le ha perdido el respeto y con un árbitro que llegó al Bernabéu dispuesto a demostrar que el arbitra en ese escenario como en el patio de su casa. Del partido nos queda, claro que sí, la esperanza de que Vinicius se haga grande.
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