No es fácil ser hombre fue el título de un artículo que escribí la semana pasada. Y lo hice a sabiendas de que no está el patio para opinar sobre un tema tan espinoso como es el de las relaciones entre hombres y mujeres. Puesto que cualquier malentendido puede ser motivo de discordia auspiciado por quienes están dispuestos o dispuestas a levantar la voz en un decir amén.
En esta ocasión, ha sido una amiga la que me ha llamado para amonestarme sin perder la compostura, por estar convencida de que sí es más fácil ser hombre. Lo mismo que es más fácil ser guapo que feo, sano que enfermo, inteligente que estúpido. Es más, con capacidades semejantes, las oportunidades no son totalmente iguales.
Trato de complacerla con la siguiente respuesta: para realizarse profesionalmente y triunfar en su vida personal, las mujeres necesitan más energías y más suerte que los hombres. Eso no es justo, pero es así. Aunque las cosas van cambiando en ese sentido. Como no podía ser de otra manera. Ahora bien, también va aumentando el número de hombres que no celebran haber nacido varón.
Mi amiga se sincera así: "Mira, Manolo, me siento perfectamente normal. Conduzco mi coche respetando la raya blanca. Rara vez gasto por encima de nuestras posibilidades. Mi hijo va a la escuela en perfectas condiciones de revista. Y mis atenciones hacia mis suegros son sobresalientes. Sin embargo, hay algo que no funciona del todo bien en alguna parte de mi cabeza...".
¿Se puede saber a qué te refieres?
Claro que sí. Faltaría más. Te cuento: no puedo evitar mis gruñidos y protestas, a chorro continuo, contra el hombre que comparto la vida. Y lo peor es que me he dado cuenta de que no soy la única. Todas refunfuñamos. Pero yo reconozco que soy exageradamente fastidiosa. Todo lo protesto. Todo lo discuto. En fin, que me he prometido cambiar. No vaya a ser que a mi marido le dé por tomar las de Villadiego.
Ante palabras tan sinceras, se me ocurre decirle que su marido no se irá nunca de su lado. Puesto que ella tiene la suerte de haber nacido con cara y cuerpo de estrella de cine. Eso sí, mi recomendación es que deje de ser lo insoportable que ella reconoce ser. Dado que es mucho más fácil ser agradable que desagradable. Algo que deben aplicarse tanto mujeres como hombres.
Frase
A la hora de cacarear nunca queda por gallos; pero, cuando hay que poner los huevos, ha de ser la gallina la que hace el trabajo (Margaret Thacher).
Frase
A la hora de cacarear nunca queda por gallos; pero, cuando hay que poner los huevos, ha de ser la gallina la que hace el trabajo (Margaret Thacher).
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