Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Un Madrid calamitoso

Es el que hemos visto en Eibar. Un desastre generalizado de equipo. En un escenario donde hasta el más imperito en cuestiones futbolísticas se sabe de memoria cómo juega el equipo guipuzcoano dirigido por Mendilibar. El viernes dije lo siguiente: el Estadio Municipal de Ipurua, debido a las mínimas dimensiones de su terreno de juego, es el sitio más apropiado para comprobar si el sistema defensivo del Madrid sigue funcionando bien con Solari. Y argumentaba mi opinión destacando, además, la disciplina espartana que impone entre los suyos el entrenador del conjunto armero.

Por consiguiente, lo que menos podía esperar es que Solari no le diera la importancia debida a un rival que tiene más que acreditado un estilo de juego capaz de poner a sus contricantes entre las cuerdas. Por mucho que éstos lleguen a Ipurua con la vitola de equipo superior. El primer error del entrenador del Madrid fue no contrarrestar la demoledora eficacia de ese 4-4-2 con que los futbolistas del Eibar afrontaron el partido. Semejante yerro fue socavando los cimientos defensivos de su equipo hasta convertirlo en una calamidad.

Trataré de explicarlo aunque sea muy por encima. Si Mendilibar decide jugar con dos delanteros centros fajadores, como son Kike García y Sergi Enrich -capaces de no dar un balón por perdido y especialistas en el juego aéreo, amén de saber moverse en espacios cortos-, tendrá la imperiosa necesidad de hacerles llegar los balones desde los costados. Y qué mejor que situar en ambas orillas a dos volantes exteriores que se entiendan perfectamente con sus laterales. Tanto atacando como defendiendo. Poniendo en evidencia a Odriozola y Marcelo.

Misión cumplida extraordinariamente por Orellana y Cucurella, Peña y José Ángel. Los cuatro fueron decisivos en la victoria de su equipo. Entraban ora por la derecha, ora por la izquierda y... hasta se permitían el lujo de anular el juego exterior merengue. Por donde Bale y Marco Asensio no daban señales de vida. Y, cuando lograban conectar con Benzema, éste se hallaba siempre en fuera de juego. Lo cual evidencia que en el Madrid impera la improvisación. 

Cierto es que la presencia de Casemiro en Ipurua era vital. Pero, al estar lesionado, lo ideal hubiera sido jugar con un mediocentro defensivo. Para ayudar a unos centrales casi siempre desbordados por  la combatividad de los ya reseñados Kike García y Sergi Enrich. Inexplicable, pues, colocar por delante de la defensa a Ceballos. Cuya voluntad no es óbice para que lo consideremos un error de bulto del entrenador. Menos mal que Courtois evitó varios goles; de no haber sido así, estaríamos hablando de una derrota blanca por seis goles.





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