Hacer pasar a alguien bajo las horcas caudinas significa el hecho de verse obligado a soportar condiciones humillantes. Sufrir el sonrojo de hacer a la fuerza lo que no se quiere. Es lo que le está ocurriendo a Julen Lopetegui en estos momentos. No me extraña, pues, que esté pasando las del Veri; localismo malagueño, cuya traducción es lo más parecido a sufrimiento por estar convencido de que nadie le dice siquiera "por ahí te pudras".
Parece mentira que Lopetegui, tan baqueteado como entrenador, no haya tenido en cuenta que, cuando los futbolistas que manejan el vestuario salen en tromba a defender al entrenador, debido a los malos resultados, los directivos lo entienden como prueba evidente de que deben destituirlo. Mala cosa es que sean los componentes principales de la plantilla quienes griten a voz en cuello que antes de la destitución del técnico tendrían que irse todos los futbolistas. Lo cual no deja de ser una mentira como la catedral de Burgos.
Verbigracia. La vispera del partido frente al modesto Viktoria Plzen, Isco Alarcón se expresó así: "Si echan al entrenador, nos tienen que echar a todos". Inmediatamente, una voz autorizada en periódico deportivo de tirada nacional, destacó sobremanera la defensa que el jugador malagueño había hecho del técnico guipuzcoano: "Eso es defender a un entrenador, no las tonterías que dijo Marcelo".
Enseguida surgieron voces admiradas para decirnos que es de bien nacido ser agradecido. Y que Isco había correspondido con creces a lo mucho que Lopetegui, siendo seleccionador, hizo por él cuando apenas contaba para Zinedide Zidane. No cabe la menor duda de que la perspicacia del jugador le resultó más que rentable. Pues tanta nobleza propalada le vino de perilla para ganarse el favor de los crédulos. Que son multitud. Por desconocimiento, claro, de cómo son los jugadores.
Los jugadores suelen ser, hay excepciones, como Isco. No el Isco de las declaraciones de un día antes de jugarse el Madrid-Victoria Plzen, sino el que, tras ser sustituido, en la segunda parte, porque no hacía una a derechas, le negó el saludo a su entrenador y le bisbiseó palabras desagradables a un profesional que siempre le había dispensado el mejor trato en todos los sentidos, cuando el nacido en Arroyo de la Miel formaba parte en su equipo del carro del pescado.
Ahora bien, los entrenadores son culpables de que los jugadores expongan su mala educación en plaza pública. Y no es la primera vez, ni será la última, que me pronuncio así. Y no hay mejor remedio para abortar semejante grosería, sin duda alguna, que ignorar al futbolista que camina hacia el banquillo, tras ser sustituido, para que reciba la respuesta de la afición... Por sus aciertos, o por sus desaciertos. Como fue el caso de Isco.
Enseguida surgieron voces admiradas para decirnos que es de bien nacido ser agradecido. Y que Isco había correspondido con creces a lo mucho que Lopetegui, siendo seleccionador, hizo por él cuando apenas contaba para Zinedide Zidane. No cabe la menor duda de que la perspicacia del jugador le resultó más que rentable. Pues tanta nobleza propalada le vino de perilla para ganarse el favor de los crédulos. Que son multitud. Por desconocimiento, claro, de cómo son los jugadores.
Los jugadores suelen ser, hay excepciones, como Isco. No el Isco de las declaraciones de un día antes de jugarse el Madrid-Victoria Plzen, sino el que, tras ser sustituido, en la segunda parte, porque no hacía una a derechas, le negó el saludo a su entrenador y le bisbiseó palabras desagradables a un profesional que siempre le había dispensado el mejor trato en todos los sentidos, cuando el nacido en Arroyo de la Miel formaba parte en su equipo del carro del pescado.
Ahora bien, los entrenadores son culpables de que los jugadores expongan su mala educación en plaza pública. Y no es la primera vez, ni será la última, que me pronuncio así. Y no hay mejor remedio para abortar semejante grosería, sin duda alguna, que ignorar al futbolista que camina hacia el banquillo, tras ser sustituido, para que reciba la respuesta de la afición... Por sus aciertos, o por sus desaciertos. Como fue el caso de Isco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.