Llevo ya cierto tiempo sin frecuentar mentideros en los que solía enterarme de cuanto se decía acerca de cuestiones relacionadas con la política local. Me agradaba sobremanera escuchar atentamente las opiniones al respecto y tampoco le hacía ascos a prestarle atención a los macutazos. Los cuales, en ocasiones, llegaban preñados de antesala de la realidad.
Hoy, duramente mi caminata matinal, he coincidido con un militante de Partido Popular, muy conocido, a quien no veía desde hacía un mundo, y nos hemos puesto a charlar. Y a fe que nos ha cundido. Hemos hablado de la salud, de fútbol y, naturalmente, de cuestiones relacionadas con la política local. A raíz de preguntarle yo si sería Juan Vivas otra vez el candidato a la alcaldía, me ha respondido con otra pregunta.
-Qué crees tú?
-Yo creo que sí.
-¿Por qué razón?
Y no he tenido el menor empacho en darle mi parecer.
-Verás, un candidato mediocre pero incontestado en su partido es un valor más seguro para la victoria final que dos buenos candidatos enfrentados en una depredadora batalla. Es el habitual recurso a los congresos a la búlgara y la exclusión de los críticos en nombre de la sagrada unidad del partido. Eso sí, los problemas llegan cuando el liderazgo flaquea y mantiene la autoridad absoluta para silenciar al resto.
Tras pensarse la respuesta, y haciendo uso de bueno -adjetivo trivial que se ha convertido en muletilla de cualquier conversación-, mi interlocutor contesta: "Yo no creo que el liderazgo de Vivas en el partido sea débil. Ahora bien, mentiría si no te dijera que su credibilidad entre los ciudadanos parece ser que va decayendo sin solución de continuidad. Y, posiblemente, los populares nos encontremos con una ingrata sorpresa en las urnas cuando la primavera esté en todo su esplendor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.