CT es una mujer a quien siempre he visto desde la distancia y con la que nunca había hablado. A pesar de que pronto, muy pronto, toquemos madera, voy a cumplir cuatro décadas como residente en Ceuta. Las cuales suman años suficientes como para saber más de lo que quisiera en relación con comportamientos tan sobrados de bondad como de otros continuamente dispuestos a hacer daño por sistema. No es mi intención ser proselitista del maniqueísmo. De ningún modo.
A lo que iba: CT -cuya edad desconozco, y, aunque la supiera, no se me ocurriría airearla- me ha parecido siempre una mujer triste. Tristeza comparable con la de un atardecer de Teruel. Que ya es decir... Pues quien escribe los ha vivido en varias ocasiones. En cambio, hoy, cuando se ha dirigido a mí para confesarse lectora de cuanto escribo y sobre todo para decirme que tenía ganas de verme para opinar del artículo sobre los independentistas catalanes, titulado así: Cataluña es una plaza de toros; he apreciado rápidamente lo mucho que gana esta señora en las distancias cortas.
CT reconoce que en Cataluña los independentistas son los que imponen sus criterios desde los tendidos de sombra. Mientras que los no independentistas soportan las injusticias en los tendidos de sol. Pero... Su pero adversativo es tan claro como contundente: "Mire usted, De la Torre, el privilegio es la palabra que separa, que divide, que hace distingos tanto entre hombres y mujeres, en esos dos aspectos que tanto afectan a la persona: el trato que reciben de la Ley y el que les depara el gobierno de turno en cualquier localidad".
Se hace el silencio... Mas inmediatamente yo me dirijo a CT para que siga exponiendo sus quejas.
-Y ella accede gustosamente.
-¿Acaso en Ceuta los privilegios no existen? ¿No se ha fijado usted en los cargos, tan bien remunerados, que ocupan los hijos de los amigos de quien más poder tiene? ¿No se ha parado a pensar en el clientelismo existente en esta ciudad? ¿Desea que vaya mencionando con nombres y apellidos cuantos gozan de canonjías?
-No, por favor, no...
-Vaya, De la Torre, lo que menos esperaba de usted es que tuviera tantísimo miedo. No me lo puedo creer. Máxime cuando siempre se ha distinguido por no venderse al mejor postor. ¿Quiere que le cuente cuánto sé acerca de quienes pleitear contra ellos es como estrellarse contra una montaña? ¿Tampoco está enterado del respeto que se tienen los que llevan la voz cantante de la Ceuta chiquita y marinera?
-Me está usted agobiando, señora...
-Vaya, hombre... Parece que fue ayer cuando usted decía que "El Poder es lo contrario del rey Midas: convierte en basura lo que toca". Tampoco se me ha olvidado lo siguiente: "Qué excepcional sería un político que hubiese renunciado a una vida cuajada, plena, satisfactoria y rica; renunciando a una fortuna propia; renunciando a una realización profesional y humana en pos del bien común de sus conciudadanos".
-Señora, por favor...
-Ni señora ni capullos en adobo, señor De la Torre. Así que siga usted hablando de los privilegios de los independentistas catalanes, si le place; pero tenga también el valor de denunciar los existentes en una Ceuta chiquita, marinera y española por los cuatro costados, que los hay a mogollón. Y vaya si los hay...
No cabe la menor duda de que me he tropezado con una señora de rompe y rasga.
A lo que iba: CT -cuya edad desconozco, y, aunque la supiera, no se me ocurriría airearla- me ha parecido siempre una mujer triste. Tristeza comparable con la de un atardecer de Teruel. Que ya es decir... Pues quien escribe los ha vivido en varias ocasiones. En cambio, hoy, cuando se ha dirigido a mí para confesarse lectora de cuanto escribo y sobre todo para decirme que tenía ganas de verme para opinar del artículo sobre los independentistas catalanes, titulado así: Cataluña es una plaza de toros; he apreciado rápidamente lo mucho que gana esta señora en las distancias cortas.
CT reconoce que en Cataluña los independentistas son los que imponen sus criterios desde los tendidos de sombra. Mientras que los no independentistas soportan las injusticias en los tendidos de sol. Pero... Su pero adversativo es tan claro como contundente: "Mire usted, De la Torre, el privilegio es la palabra que separa, que divide, que hace distingos tanto entre hombres y mujeres, en esos dos aspectos que tanto afectan a la persona: el trato que reciben de la Ley y el que les depara el gobierno de turno en cualquier localidad".
Se hace el silencio... Mas inmediatamente yo me dirijo a CT para que siga exponiendo sus quejas.
-Y ella accede gustosamente.
-¿Acaso en Ceuta los privilegios no existen? ¿No se ha fijado usted en los cargos, tan bien remunerados, que ocupan los hijos de los amigos de quien más poder tiene? ¿No se ha parado a pensar en el clientelismo existente en esta ciudad? ¿Desea que vaya mencionando con nombres y apellidos cuantos gozan de canonjías?
-No, por favor, no...
-Vaya, De la Torre, lo que menos esperaba de usted es que tuviera tantísimo miedo. No me lo puedo creer. Máxime cuando siempre se ha distinguido por no venderse al mejor postor. ¿Quiere que le cuente cuánto sé acerca de quienes pleitear contra ellos es como estrellarse contra una montaña? ¿Tampoco está enterado del respeto que se tienen los que llevan la voz cantante de la Ceuta chiquita y marinera?
-Me está usted agobiando, señora...
-Vaya, hombre... Parece que fue ayer cuando usted decía que "El Poder es lo contrario del rey Midas: convierte en basura lo que toca". Tampoco se me ha olvidado lo siguiente: "Qué excepcional sería un político que hubiese renunciado a una vida cuajada, plena, satisfactoria y rica; renunciando a una fortuna propia; renunciando a una realización profesional y humana en pos del bien común de sus conciudadanos".
-Señora, por favor...
-Ni señora ni capullos en adobo, señor De la Torre. Así que siga usted hablando de los privilegios de los independentistas catalanes, si le place; pero tenga también el valor de denunciar los existentes en una Ceuta chiquita, marinera y española por los cuatro costados, que los hay a mogollón. Y vaya si los hay...
No cabe la menor duda de que me he tropezado con una señora de rompe y rasga.
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