Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 27 de agosto de 2018

Opiniones futbolísticas

Hay aficionados que basan su madridismo en cerrar los ojos antes los problemas de su equipo, convencidos de que semejante actitud los distingue. Los cuales no dudan en poner como chupa de dómine a cualquiera que se atreva a opinar sobre los defectos. En cambio, hay otros madridistas que no se cortan lo más mínimo en reconocer los fallos del club con el cual están identificados desde que vestían pantalones cortos. En rigor, todo lo que se escriba sobre el Madrid tiene eco. Verdad de Perogrullo.

Marcelo. Sería de tonto con balcón a la calle no reconocerle sus cualidades ofensivas a estas alturas. Pero tampoco es menos cierto que sus carencias defensivas se han ido acrecentando y  por su banda transitan los rivales cómodamente. El brasileño, dispuesto en todo momento a ser atacante por sistema, también ha renunciado a regresar a su puesto con celeridad, una vez que el balón lo ha perdido su equipo. Grave problema. Dado que sus compañeros cada vez están menos dipuestos a hacerle coberturas sin solución de continuidad. Ayer, en Montilivi, Julen Lopetegui hizo muy bien en advertirlo.

Sergio Ramos. Es el primero que las pasa canutas con la anarquía de Marcelo. A pesar de que el capitán del Madrid nunca ha sido de los que han salido al quite de los fallos de su compañero y, al parecer, amigo del alma. Motivo: porque al no ser zurdo sufre de lo lindo cuando le toca ir a los cruces. Y si no lo ha hecho antes con la asiduidad exigida, no lo va a hacer ahora. Por consiguiente, el costado izquierdo del Madrid ofrece innumerables ventajas para los rivales. Ayer, por ejemplo, Porro y Portu, durante el primer tiempo, fueron dos jugadores con alas que pusieron al Madrid en un brete.

Isco Alarcón. Me agradaría sobremanera referirme a él para cantar sus excelencias como jugador. Pero es algo que me resulta imposible. Y no será porque no lo deseo fervientemente. En vista de mi ser madridista y, desde luego, porque a estas alturas de mi vida no siento yo aversión a nadie. Resulta evidente que el malagueño es el ojito derecho de su entrenador. Pues no pocas veces Julen Lopetegui no se ha cortado lo más mínimo en airearlo. Y por tanto insiste en mantenerlo como titular indiscutible. Sin que el jugador responda a tantísima confianza depositada en él. Día llegara en que Isco viva única y exclusivamente de cuatro o cinco acciones mágicas (?)

Marco Asensio. Un hombre perezoso es como un reloj sin cuerda (Balmes). A veces tengo la impresión de que el jugador mallorquín tiende a la holganza. Lo cual me sucede cuando trato de ver dónde está y no logro encontrarlo. Vamos, que me es imposible asegurarme de que está en el terreno de juego. Es como si se hubiera ausentado por aburrimiento o bien porque no está conforme con la misión concreta que le han asignado. De pronto, eso sí, aparece vertiginosamente y derriba muros. Y si no que se lo digan a los defensas del Girona. Ahora bien, Lopetegui está obligado a situarlo en una demarcación en la que Marco Asensio tenga la portería cerca y de frente.

Gareth Bale. La última vez que escribí sobre él, si la memoria no me falla, dije que su lenguaje corporal era el de un futbolista animado de buenos propósitos. Convencido de su valía y dispuesto a demostrarlo en todos los partidos. El futbolista galés no cayó bien desde que llegó al Madrid. Muchas fueron las pegas que le pusieron para devaluar su fichaje. También las lesiones fueron las mejores aliadas de quienes ponían en duda su extraordinaria calidad. La que unida a su potencia -fuerza más velocidad- lo convierten en una figura indiscutible del fútbol mundial. Reconozco que yo siempre lo defendí en los momentos aciagos. Pero sigo convencido de que al galés hay que jugarle a los espacios libres y cuanto antes.




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