El juego del Madrid no ha sido ni por asomo el que le vimos frente a la Juve y el Roma. En esos partidos primó la velocidad, los cambios de ritmo y el deseo de llegar al marco contrario por el camino más corto. Se sucedieron los tiros desde la media distancia y los contragolpes se sucedían a cada paso. Marco Asensio, Bale y Benzema causaron estragos en los defensores italianos. Sin tener que hacer uso del pasecito corto y horizontal por sistema y que a nada conduce.
Contra el Milán los viejos defectos del Madrid han salido a la palestra. Por ejemplo: Suso puso en evidencia a Marcelo durante muchos minutos. El jugador gaditano se bastó y se sobró para entrar por la banda derecha como Pedro por su casa. Desbordando una y otra vez al brasileño. Ante la mirada complaciente de Sergio Ramos. Mientras que por ese costado ni Isco ni Asensio eran capaces de cortar de raíz las coladas del tal Suso. Tampoco en ataque ofrecieron nada destacado.
Marco Asensio necesita situarse por detrás del delantero centro y no condenarlo a jugar orillado a una banda y mucho menos si por ella deambula Isco. Pues ocurre que ambos se estorban tanto en la creación como a la hora de defender. Quien está de dulce es Bale. Le rezuma el entusiasmo por los poros de la piel. Su lenguaje verbal lo delata. También Benzema parece haber despertado de ese letargo en el cual andaba sumido hace ya mucho tiempo.
Dos minutos tardó Benzema en hacer el primer gol del partido. Tras un testarazo extraordinario. Pero Higuaín obtuvo el empate apenas sacó su equipo de centro. A partir de ahí el Madrid fue a menos. Carvajal, Benzema Kroos y Bale eran los únicos que trataban de darle sentido al juego. Y, desde luego, Keylor Navas tuvo que hacerse notar. Cierto es que ni Casemiro ni Marcelo han estado presente en la gira. Y por consiguiente no andan todavía finos. Pero lo de Isco sigue siendo inconcebible. Su modo de proceder evita que su equipo haga uso de la velocidad.
Desempató Bale el partido cuando los equipos estaban a punto de irse a los vestuarios. Un primer tiempo en el cual nos quedamos con las ganas de volver a ver a Marco Asensio haciendo de las suyas de falso o nueve o bien por detrás de Benzema. Mas en la segunda parte todo siguió igual. Incluso no mentiría si dijera que la cosa fue a peor. En el minuto 31 hubo muchos cambios. Y fue mano de santo. Cogió la batuta Modric, que apenas si había completado dos sesiones de entrenamiento, y revolucionó el partido.
El croata, rodeado de jugadores jóvenes, sólo necesito pasar con precisión el balón a los espacios libres y tratar por todos los medios de cruzar el medio campo con rapidez y sentido común. Fueron los mejores momentos de un Madrid repleto de suplentes. Quienes no dudaron nunca en buscar la portería del Milán. Así que pronto llegó el tercer gol. Lo marcó Borja Mayoral. Después de una gran jugada del ganador del Balón de Oro del Mundial.
El Madrid cuenta con muchos y buenos jugadores en el medio campo. Pero Lopetegui debe elegir a los mejores para dominar esa zona vital donde se ganan y se pierden los partidos. Hoy, como tantas otras veces, se ha podido comprobar que el estilo de Isco sigue sin favorecer las cualidades de quienes lo acompañan en esa misión.
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