Diego Costa radiografía los males del Madrid

Quien escribe viene diciendo desde hace ya mucho tiempo que Sergio Ramos y Marcelo fallan lamentablemente en casi todos los partidos. Prueba evidente es que todos los equipos suelen atacar por ese costado. Pero ambos, vaya usted a saber por qué, hacen lo que les viene en ganas, como si tuvieran bula. 

Algunos comentaristas resuelven ese problema diciendo la nadería de costumbre: Ramos y Marcelo siempre terminan logrando, tras sus fallos, el gol del perdón. En esta ocasión, nos dirán que la deplorable actuación del capitán del Madrid queda mitigada por haber logrado marcar de penalti. Lanzado magistralmente, la verdad sea dicha.

Marcó muy pronto el Atlético de Madrid. Gracias a que Diego Costa decidió emparejarse con Ramos, buscando su lado izquierdo, cuya debilidad es conocida allá donde el viento la vuelta; o sea, en los chirlos mirlos. DC Prolongó un balón de cabeza y se giró hacia la banda, lado ciego del jugador de Camas, para a renglón seguido lograr el primer gol. Todavía no se había cumplido el minuto de juego.

El dominio del Atlético duró 15 minutos. Pues Lamar, Koke, Rodri y Saúl fueron superiores a los centrocampistas del Madrid. Lamar estuvo extraordinario. Por cierto, cuando Bale cogió la onda y Lucas Hernández se mostraba incapaz de frenarlo, Simeone cambió a Lamar de banda para cortar de raíz el peligro del jugador galés. Dado que un centro suyo lo había rematado Benzema a la red. Corría el minuto 26. 

El gol le afectó al equipo rojiblanco. Pero el Madrid, en vez de aprovechar su dominio para buscar la portería de Oblak, volvió a delegar en Isco para que éste jugara a su antojo. Una manera de proceder que convierte el fútbol en gilifútbol. Una mano de Juanfran, clara como el agua clara, propició el penalti que adelantó al Madrid en el marcador. Miel sobre hojuelas.

Pero hete aquí que en el minuto 78 llegó la pifia de Marcelo. Aprovechada por Diego Costa para lograr su segundo tanto. Cierto que también con la colaboración de Ramos. Ni que decir tiene que resultó inexplicable el cambio de Marco Asensio. No por la entrada de Modric. Sino porque el jugador balear causaba más problemas a sus rivales que Isco Alarcón. De quien aún me estoy preguntando cuál era su misión.  

Aun así, es decir, con errores defensivos y desaciertos de Lopetegui, el Madrid parecía favorito en la prórroga. Máxime cuando Lamar, el gran pulmón del Atlético en el mediocampo, ya no estaba. Pero surgió nuevamente Diego Costa para aprovecharse de un despiste de Varane y Ramos y ponerle a Saúl el balón a huevo para que marcara el tercer tanto rojiblanco. Luego, en pleno desconcierto madridista, llegaría el cuarto gol obtenido por Koke. 

La victoria del Atlético es justa. Y menos mal que Griezmann, en pésimas condiciones físicas, pasó inadvertido el tiempo que jugó. Derrota amplia de los de Lopetegui que deja secuelas, sin duda. Puesto que lo grave del asunto es haber comprobado, una vez más, que la defensa merengue es un coladero. Y, desde luego, sigo sin entender, una vez más, a qué jugó Isco.