Tras opinar de lo mal situados que estuvieron Vallejo y Sánchez, centrales del Madrid, en el partido frente al Manchester United, algunos lectores me han llamado para decirme que ellos pensaban que la causa de todos los males defensivos había sido la actuación de Theo Hernández. Debido a que los comentaristas de la cosa lo habían elegido como culpable de todos los fallos. Y, de paso, me han preguntado sobre quién fue el primer futbolista que, jugando como falso nueve o delantero flotante, logró que sus marcadores fracasaran estrepitosamente. Y respondí a media vuelta de manivela: Alfredo Di Stefano. No pocas veces tuve yo la oportunidad de charlar con Paco Lesmes sobre los problemas que les causaba a los centrales, de su época, la situación en el campo que adoptaba la Saeta Rubia.
Metidos ya en conversación, no dudé en decirles también a mis lectores quién fue el jugador que logró anular en el Santiago Bernabéu al mejor jugador de la historia. Se llamaba Mangriñan. Su marcaje al hombre, ordenado por Carlos Iturraspe, entrenador del Valencia en la temporada 54-55, fue tan acertado como eficaz. Gano el Valencia por 1-2. Y quedó demostrado que jugar con defensas carentes de referencias en los marcajes era proporcionarles a los rivales no sólo el dominio del medio campo sino que, además, eran incontrolables las llegadas de los delanteros desde atrás. De Carlos Iturraspe les dije que yo había tenido la suerte de conocerlo cuando me tocaba enfrentarme al Mestalla. Hicimos tan buenas migas que a veces compartimos tertulia en Casa Barrachina. Local que estaba situado en la entonces rotulada como Plaza del Caudillo. Y cuyo propietario, don Jesús Barrachina, ya fallecido, era un conversador de muchos quilates.
Metidos ya en conversación, no dudé en decirles también a mis lectores quién fue el jugador que logró anular en el Santiago Bernabéu al mejor jugador de la historia. Se llamaba Mangriñan. Su marcaje al hombre, ordenado por Carlos Iturraspe, entrenador del Valencia en la temporada 54-55, fue tan acertado como eficaz. Gano el Valencia por 1-2. Y quedó demostrado que jugar con defensas carentes de referencias en los marcajes era proporcionarles a los rivales no sólo el dominio del medio campo sino que, además, eran incontrolables las llegadas de los delanteros desde atrás. De Carlos Iturraspe les dije que yo había tenido la suerte de conocerlo cuando me tocaba enfrentarme al Mestalla. Hicimos tan buenas migas que a veces compartimos tertulia en Casa Barrachina. Local que estaba situado en la entonces rotulada como Plaza del Caudillo. Y cuyo propietario, don Jesús Barrachina, ya fallecido, era un conversador de muchos quilates.
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