Las guerras en los partidos son crueles por definición

Yo no soy muy dado a darle crédito a lo que oigo. Y mucho menos cuando tengo la impresión de que quienes comentan algo lo hacen con el propósito de que nos enteremos los que no formamos parte de la reunión. Esta mañana, mientras desayunaba en una céntrica cafetería, había varias personas opinando sobre las recién terminadas primarias del Partido Popular para elegir presidente. Y elevaron la voz innecesariamente. Dado que yo presumo de tener oído de tísico.

De la derrota de Soraya Sáenz de Santamaría dijeron que las perdió por estar gastada, muy gastada; y sobre todo por la ilusión generada por Pablo Casado. Salieron a relucir las guerras intestinas que se han producido en la campaña por la presidencia. Y todos estuvieron de acuerdo en que al Partido Popular le será muy difícil conciliar tantos desencuentros habidos entre los compromisarios. Y uno de ellos opinó así: "Las guerras en los partido son crueles por definición". Y, a renglón seguido, se dirigió a mí para invitarme a participar en la tertulia. Y accedí.

Lo primero que me preguntaron es mi parecer acerca de los problemas que acarrean cualquier tipo de elecciones en un partido. Y los resumí así: agitan las pasiones entre cuantos participan en ellas. Distraen a las personas de sus respectivo trabajos. Y crean enemistades que perduran en el tiempo. Así que digan lo que digan cuantos han participado en esa campaña, las rupturas irreconciliables se han producido.

Un contertulio quiso saber la causa por la que Pablo Casado no vino a Ceuta durante su campaña. Deseo atiborrado de malas intenciones. Reina el silencio. Yo me hago el lipendi. Pero nunca falta el tertulio que decide responder.

-Pablo Casado no vino a Ceuta porque alguien le advirtió de que si daba ese paso podía darse por derrotado. Y, lógicamente, lo puso al tanto de lo que se dice al respecto. Además de citarle algunos ejemplos.

Opiné sobre el alcalde porque me fue solicitado. Y respondí así: Juan Vivas ha personalizado a tal extremo la opción popular, sustituyendo la marca PP por la suya propia, y acumulando tal poder personal, que ha fomentado el número de sus enemigos fuera y dentro del partido. A propósito -dije-, ¿quién creéis vosotros que puede ser el próximo candidato a la alcaldía por parte del PP?

Y todos coincidieron en mencionar los nombres de los que van a disputarse algo tan deseado Y son: Juan Bravo Baena, Guillermo Martínez Arcas y Nicolás Fernández Cucurull. Por cierto, dicen que éste es el mejor relacionado con Pablo Casado. Desconozco las razones de esa relación.