Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 18 de julio de 2018

Conversación en la playa de El Chorrillo

Nunca antes, y confío ciegamente en mi retentiva, yo lo había visto bañándose en la playa de El Chorrillo. Por lo que su presencia me causó la consiguiente extrañeza. Y así se lo dije a quien considero un tipo culto, agradable, bien situado y cuyas opiniones gozaban de consideración hace ya años. Mentiría si dijera que nuestra amistad surgió cuando nos presentaron. Pues hubo de pasar un tiempo para que nuestras relaciones fueran tomando ese calor que deshiela la desconfianza.

Buscamos refugio en una sombrilla y, una vez sentados en la arena, tuvo la delicadeza de decirme que, sin gustarle el fútbol, se había leído todo lo que yo iba escribiendo sobre el Mundial de Rusia. Así que le di las gracias. Luego aproveché la ocasión para tirarle de la lengua sobre la democracia. Sabiendo que él no iba a echar mano de esa frase tan manida: "La democracia es el menos malo de los regímenes".

En la democracia -según mi interlocutor- lo normal sería que una persona cualquiera pudiera tener la oportunidad de estar un tiempo ejerciendo un cargo y luego retirarse a su profesión. La profesionalización de la política es uno de los grandes males del sistema español. Igual que la politización de ciertas profesiones públicas. El hecho de que tantos cargos que tendrían que ser exclusivamente técnicos sean políticos. Hay alcaldes, Manolo, que hasta tienen un secretario para que les pele las gambas.

Le celebro su sentido del humor y espero que siga expresándose.

-Verás, Manolo, me vas a permitir que te diga algo que nunca te he dicho. Y creo que ha llegado el momento. Tu costumbre de contar las cosas conforme te suceden hacen que tu acompañante adopte una actitud reservada por temor a verse retratado días más tarde. Siento sincerarme así. Pero quiero que sepas que esa es la causa por la que nunca te han apreciado los políticos. Y sobre todo uno muy principal.

-Te agradezco tu confidencia, querido AP. Por más que era consciente de ella. Y te diré más: yo tengo por costumbre contar mis intimidades más delicadas sólo cuando haya transcurrido algún tiempo no porque sea un tipo prudente, sino lisa y llanamente, porque creo que son muy pocas las historias que no mejoran cuando por mor del paso de los años se recuerdan mal. A medida que pasa el tiempo la revelación de un asunto deja de ser una indiscreción para convertirse siempre en una hermosa e indolora evocación, en un relato breve y a veces en una novela. Y hasta puede ocurrir que en la transcripción del pasado uno no sea fiel a lo ocurrido, pero es también leal a lo que se recuerda.



 










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