Vuelve la cohabitación política a Ceuta

Cohabitación. Situación en que políticos o formaciones políticas de muy diferente ideología comparten circunstancialmente distintas instancias del poder. En Ceuta, la coexistencia de presidente del Gobierno y delegado del Gobierno generó a veces muchísimos enfrentamientos. Los cuales acabaron como el rosario de la aurora. Fueron escenas tan denigrantes como para que los gobernantes terminaran visitando las dependencias judiciales.

Quienes vivimos aquellos años el ejercicio de una política ridícula y grotesca, de chabacanería sostenida y de gestos insufribles, tuvimos un tiempo el cual hacíamos votos porque las urnas no volvieran nunca más a jugarnos la mala pasada de tener que soportar una situación similar. En esas estábamos cuando se nombró a José Fernández Chacón, veterano socialista, como delegado del Gobierno. Corría el año 2008 y Juan Vivas estaba aún en la cresta de la ola. 

Pues bien, en el momento de mayor apogeo del presidente ceutí, Fernández Chacón, que, como delegado del Gobierno en Melilla, había sufrido las tarascadas de Juan José Imbroda, llegó a Ceuta con la lección aprendida y mantuvo el tipo en todo momento. Con su forma de proceder sosegada, sin perder la compostura ante los problemas que iban surgiendo, nunca  dio motivo para la disputa con el inquilino del llamado pomposamente Palacio de la Asamblea.

Desde entonces, hace ya casi ocho años, la cohabitación no había sido necesaria en la Ceuta chiquita y marinera. Y, desde luego, ni siquiera Rafael Payá Pinilla, más conocido como Rappel, se habría atrevido a vaticinar que la dichosa situación política se volvería a repetir. Pero en política, ya se sabe, en tres días puede cambiar todo. Hasta el punto de que en un amén ya habrá en el edificio de la Plaza de los Reyes un delegado del Gobierno socialista.

Los delegados del Gobierno en Ceuta nunca fueron bien recibidos. De semejante fobia hacia ellos podría uno escribir diez días seguidos. Ni siquiera el que está a punto de desalojar su despacho, ceutí de nacimiento, ha sido capaz de ganarse el afecto de los ciudadanos y mucho menos de los empresarios. Es mi deber recordarlo, debido a que los socialistas con sede en la calle de Daoiz desean que el Gobierno presidido por Pedro Sánchez nombre a un señor nacido en Ceuta o que esté o haya estado muy vinculado a ella.

Y me parece muy bien semejante petición. Aunque lo que debe primar en el nuevo delegado del Gobierno, sea quien fuere, es su deseo evidente de adentrarse cada dos por tres en Marruecos para ganarse la amistad de quienes están en las mejores condiciones de hacer posible que los problemas fronterizos disminuyan. Con el fin de que al comercio -ceutí- llegue ese segundo aliento que todos los comerciantes anhelan.