Antipatía, odio, aversión o inquina son sentimientos implacablemente dirigidos hacia alguien que nos desagrada hasta el extremo de causarnos gran malestar. No en vano está demostrado que el odio es tóxico. Aun así, si en estos momentos se hiciera una encuesta entre quienes simpatizan con el PP, entre sus militantes y sus dirigentes, preguntándoles al respecto de sus fobias, tengo la certidumbre de que habría una mayoría que no dudaría en proclamar que aborrecen a José María Aznar. Incluso más que a Pedro Sánchez. Que ya es decir...
José María Aznar, la verdad sea dicha, nunca se ha distinguido por seducir al modo de Adolfo Suárez y Felipe González. Aunque en su descargo podría decirse que un político está para cumplir con sus deberes. Así que importa muy poco que carezca de una sonrisa aproximada a la que nos ofrecía José Solís: ministro de Franco, nacido en Cabra, y cuya simpatía era arrolladora. Bueno, veo que me estoy liando y por tanto apartándome de lo que quiero decir.
José María Aznar nunca vino a Ceuta siendo presidente del Partido Popular. Y cuando lo hizo como presidente del Gobierno estuvo dos horas aquí y dos en Melilla.Y aprovechó la visita para atizarle de lo lindo al Partido Socialista. Mitin el suyo que no venía a cuento en aquel momento. Fue entonces, año 2000 y siendo alcalde Antonio Sampietro, cuando un dirigente de los populares ceutíes me dijo que el triunfo del GIL se había debido a la nula atención que le había prestado el Gobierno de España a los problemas de Ceuta.
Tampoco se me olvida cómo Antonio Bernal y Manuel de la Rubia (siendo Aznar responsable del Área de Administraciones Públicas en Alianza Popular, y se oponía rotundamente a que Ceuta fuera Comunidad Autónoma) se vieron obligados a dirigirse a Manuel Fraga, teniendo como valedor a Juan Ramón Calero, portavoz del Grupo parlamentario de AP. Y contaron que, tras oírles Fraga respondió: "Que se haga lo que diga Calero...".
En 2005, siendo ya presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, entrevisté yo a Juan Vivas. Y le pregunté por qué se había producido el desembarco del GIl en Ceuta en su día. Y el presidente no se cortó lo más mínimo expresarse de tal guisa. "Que el hecho se había producido por carecer Ceuta de una repuesta eficaz desde Madrid a sus necesidades en materia de inversión y equipamiento, amén de coberturas de determinados servicios, durante la presidencia de Aznar".
Por todo ello, permítanme decirles que yo me quedé boquiabierto cuando quienes cortaban el bacalao en el Partido Popular de Ceuta decidieron recoger firmas para que se le concediera el título honorífico de Hijo Adoptivo de Ceuta a José María Aznar por haber sido figura providencial para esta tierra durante sus años como presidente del Gobierno. Por cierto, los mismos que pensaban elevar a Aznar a los altares, entonces, ponían como chupa de dómine a un Mariano Rajoy que había sido ya derrotado en las urnas por Zapatero.
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