Creo conveniente recordar que nuestra restauración democrática se hizo con tres guapos y seductores hombres, asesorados por personas inteligentes pero poco afortunadas en sus figuras físicas. Los seductores fueron el Rey, Adolfo Suárez y Felipe González. En aquel entonces se hablaba más del atractivo de ellos que de su inteligencia. Incluso se les achacaba a los dos presidentes, en sus comienzos, escasos conocimientos del Estado.
De Suárez decían que su horizonte era siempre el poder como ambición. Amén de que carecía de curiosidad intelectual, literaria, económica... En lo concerniente a González se referían a él como un abogado laboralista con escaso ejercicio. Los dos conquistaron las miradas de los europeos, sobre todo de las mujeres; por ver en ambos más que políticos actores de cine. Ni que decir tiene que los dos enamoraban diariamente a la concurrencia.
Las discusiones se suscitaban a cada paso acerca de los dos señores tan atractivos que lideraban la política española. Y los había que no se cortaban los más mínimo en expresarse así: "Los guapos y los seductores tienen que estar en otra parte: en Marbella, em Mau Mau, en las relaciones públicas de cualquier negocio, en los pub célebres, y en reuniones sociales donde haya mujeres imaginativas, maridos perezosos, contubernios de viajes, y barcos, y polo, y golf".
Los tales no asumían que un señor guapo pudiera ser talentoso. De la misma manera que daban por cierto que una señora de reconocida belleza no podía tener dos dedos de frente. En cambio, pocos opinaban que no es incompatible ser político guapo e inteligente. Si bien es cierto que hay muchos presidentes que no lo son pero que están asesorados por tipos cuya inteligencia es inconmesurable. Qué me dicen de los presidentes de Estados Unidos...
Pedro Sánchez tiene porte de estrella de cine. Y la prensa extranjera lo ha bautizado como Mister handsome. Señor guapo ¿Es inteligente el presidente? No lo sé. Aunque tampoco debe tener el caletre averiado un señor que ha sido capaz de hacerse con los servicios de Iván Redondo, consultor político. A quien ha nombrado Jefe de Gabinete.
Iván Redondo ha dicho lo siguiente: "Cuando uno es presidente, se cree Dios. Y suele ser proclive a las ocurrencias. El presidente tiene que tener a alguien siempre al lado que le diga qué puede hacer y qué no puede hacer de ninguna manera".
Las discusiones se suscitaban a cada paso acerca de los dos señores tan atractivos que lideraban la política española. Y los había que no se cortaban los más mínimo en expresarse así: "Los guapos y los seductores tienen que estar en otra parte: en Marbella, em Mau Mau, en las relaciones públicas de cualquier negocio, en los pub célebres, y en reuniones sociales donde haya mujeres imaginativas, maridos perezosos, contubernios de viajes, y barcos, y polo, y golf".
Los tales no asumían que un señor guapo pudiera ser talentoso. De la misma manera que daban por cierto que una señora de reconocida belleza no podía tener dos dedos de frente. En cambio, pocos opinaban que no es incompatible ser político guapo e inteligente. Si bien es cierto que hay muchos presidentes que no lo son pero que están asesorados por tipos cuya inteligencia es inconmesurable. Qué me dicen de los presidentes de Estados Unidos...
Pedro Sánchez tiene porte de estrella de cine. Y la prensa extranjera lo ha bautizado como Mister handsome. Señor guapo ¿Es inteligente el presidente? No lo sé. Aunque tampoco debe tener el caletre averiado un señor que ha sido capaz de hacerse con los servicios de Iván Redondo, consultor político. A quien ha nombrado Jefe de Gabinete.
Iván Redondo ha dicho lo siguiente: "Cuando uno es presidente, se cree Dios. Y suele ser proclive a las ocurrencias. El presidente tiene que tener a alguien siempre al lado que le diga qué puede hacer y qué no puede hacer de ninguna manera".
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