La Selección Francesa ha jugado un partido de los que nunca se olvidan. De los que se recuerdan siempre y adquieren más valor con el paso del tiempo. Cualquier joven que haya visto el Francia-Argentina, cuando el paso de los años lo haya encanecido, seguirá presumiendo de haber visto jugar a Mbappé en el Mundial de Rusia. Y contará, con el deleite debido, la calidad que atesoraba Griezmann y asimismo opinará sobre la extraordinario labor de Pogba. Y, desde luego, se verá obligado a decir a voz en cuello que Leo Messi ni rindió como falso delantero centro ni tampoco cuando se movió por donde quiso. Debido a que Kanté lo superó en todo momento.
La Selección Francesa ha dado hoy todo un curso de cómo se puede tratar bien el balón jugando con velocidad para llegar al marco contrario con posibilidades de marcar gol. Vertiginoso el fútbol desarrollado por Mbpeé. Tan raudo como bello y práctico. Sus dos goles han sido el premio merecido a una actuación estelar. El jugador del PSG nos ha demostrado cómo es jugar sin remilgos, sin adornos inecesarios, sin amaneramientos. Todavía sigo entusiasmado con sus conducciones. Parecía un hombre alado con un balón pegado al pie. Tan extraordinario futbolista, si perteneciera a un equipo donde el tiqui-taca se tuviera como un estilo innegociable, sería, sin duda, un pájaro enjaulado.
La Selección Argentina, ante la superioridad manifiesta de Francia y huérfana de aportación por parte de Lionel Messi, tuvo en el golazo de Di María, cuando la primera parte estaba dando las boqueadas, el primer atisbo de ilusión. Prueba de ello es que, cuando apenas sus jugadores regresaron de los vestuarios, la suerte se alió con ellos. Disparó Messi y la pelota fue desviada por Mercado a la red. En ese instante, con el marcador en contra, pareció que Francia podría sumirse en la misería. Pero, en un amén, fueron capaces de volver a ser los mejores. A pesar de que su delantero centro, Oliver Giroud, aportó muy poco. Francia encandila. Y su estilo de juego será siempre recordado.
Uruguay elimina a Portugal.
Uruguay elimina a Portugal.
Los jugadores uruguayos son conocidos por el entusiasmo y energia que derrochan durante los partidos. No es extraño, pues, que la Selección juegue siempre con auténtica garra. No en vano se dice que sus futbolistas son capaces de rematar hasta una piedra que les sea centrada. El combinado dirigido por Óscar Washington Tábares cuenta con los mimbres suficientes para interpretar perfectamente el sistema de juego conocido como 4-4-2. Además los futbolistas elegidos son conscientes de que actuando en bloque pueden ganarle a cualquier selección del mundo.
Pocas selecciones tienen dos delanteros centros como Cavani y Suárez. Ambos son capaces de luchar denodadamente cuando les toca defender sin perder un ápice de su calidad como delanteros. Tampoco conviene olvidar la fortaleza y categoría que atesoran sus centrales: Godín y Giménez. Con esos cuatro baluartes en el equipo, y teniendo un centro del campo cubierto por jugadores que no cesan de correr, conocedores del oficio, y estimulados por la labor sacrificada de los compañeros ya reseñados, el combinado uruguayo ha podido eliminar a Portugal.
El primer gol es el mejor ejemplo de lo ya reseñado. Cavani disputa un balón y, tras ganarlo, lo cambia de orientación. Cuando lo recibe Suárez, lo controla y lo coloca en el espació al que llega Cavani en plena carrera y bate a Rui Patrício. Y qué decir del segundo gol. La Selección Uruguaya es diciplinada. Cuando toca defender lo hacen con nueve jugadores replegados en su campo. Y no se cortan lo más mínimo si se ven obligados a dar un patadón hacia adelante. Porque saben que Suárez o cualquier jugador del medio campo acudirá presto a disputarlo. La baja de Cavani, por lesión, mermará las posibilidades de los uruguayos ante la poderosa Francia. Portugal reaccionó tardíamente. Y Cristiano nunca pudo con la fortaleza y magnífica colocación de Godín y Giménez.
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