Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 26 de junio de 2018

Camacho y Kiko Narváez, Busquets y De Gea


Si hay algo que nunca he sido capaz de digerir es cuando quien ha sido jugador de fútbol profesional y también entrenador -en el segundo caso, ya retirado o esperando ser llamado por cualquier club-, se compromete como comentarista en una televisión o emisora de radio con el único fin de darnos un espectáculo ramplón de corporativismo. Esto es, defensa a ultranza de los jugadores aunque para ello deba contarles a los telespectadores o radioyentes el cuento del alfajor. Bien está que en la radio cuelen algunas mentiras piadosas, pero con las cámaras como fieles testigos del espectáculo no caben las trolas por sistema. Pues bien, Camacho y Kiko Narváez  -y lamento insistir en el tema, como suele decir el segundo reiteradamente- no cejan en su empeño de tapar los fallos evidentes que viene mostrando la Selección Española. Eso sí, son maestros de los ditirambos sin solución de continuidad. De vivir Juan Ramón Jiménez, créanme, no dudaría en decirles que más de tres adjetivos, aunque fueran merecidos, son una demasía. Y mucho más cuando se exagera sin motivos. 

Sergio Busquets

Quienes son lectores de este blog  saben ya desde hace tiempo cuál es mi parecer en relación con la forma de actuar del mediocentro defensivo del Fútbol Club Barcelona y de la Selección Española. Opinión que he aireado incluso en los mejores momentos de un futbolista idolatrado por la prensa hasta la náusea. Jugar en esa demarcación, tan exigente, no es tarea fácil. Ya que el futbolista designado para cumplir con esa misíón ha de estar sobrado de cualidades. Enumerarlas me llevaría su tiempo y sobre todo tendría que ocupar mucho espacio. Pero hay funciones que priman por encima de todas las demás. Ha de ser solidario con sus compañeros. Es indispensable que sus movimientos de basculación -para cubrir espacios y socorrer a sus compañeros- sean los mejores. Y sobre todo ha de ser el escudo de sus centrales. Aportando además equilibrio entre líneas. Y, desde luego, debe ser el marcador del media punta rival, que suele ser un futbolista veloz y con talento para dar y tomar. Sergio Busquets, desgraciadamente, cuando los contrarios atacan, no cumple con ningún requisito defensivo. Y entonces, naturalmente, es una rémora para su equipo y para la Selección Española.  

De Gea

Yo lo llevo viendo jugar en el Manchester United desde hace la tira de tiempo. Pero nunca como desde hace dos temporadas. En las que no me he perdido ningún partido de su equipo. De Gea, aunque parezca una paradoja, siempre se ha distinguido, a pesar de su estatura, por ser un guardameta con más facilidad de movientos y reflejos que seguridad ha tenido en la defensa del área pequeña. Hasta el punto de que los balones por alto han sido su calvario. En Sevilla, por ejemplo, cuando su equipo jugó una eliminatoria de Champions League en el Sánchez Pizjuán, dio todo un curso de agilidad más propia de los cancerberos con menos centímetros. En cambio, con el equipo español parece estar en las musarañas. Sus distracciones son tan absurdas como sonrojantes para él y peligrosas para el equipo. Cierto es que Sergio Ramos y Piqué están fallando de modo y manera que aumentan el desconcierto de su compañero. Los centrales también podrían achacar su bajo rendimiento a que Busquets no les ayuda lo más mínimo. Y éste, una vez desatadas las disculpas, indicaría el bajo rendimiento de los centrocampistas, más dedicados a lucir estilo de juego que practicidad y sacrificio. Y qué diría Diego Costa: "Mire usted, este equipo está hecho para que jueguen nada más que tres bajitos...".

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